Celebrar la vida en un entorno cargado de historia y sabor. Esa fue la experiencia que el chef zamorano Jonatan Garrote ofreció en el Museo del Aceite de Fermoselle, donde combinó la riqueza gastronómica de la provincia de Zamora con una puesta en escena cargada de simbolismo y emoción. La velada, que comenzó con una visita guiada al museo y concluyó con un menú degustación de cinco pases, fue mucho más que una cena: fue una celebración de la vida, de la historia y de la gastronomía zamorana.
Todo un acierto el del Alberto y su museo que además pone en práctica la enogastronomía basada en la degustación y en el divertimento a la vez que sube un nivel a la zona de catas tratada con un especial esmero y cariño. Los chefs: Santi Vicente, Mar Marcos, Adrián Asensio y los que falten por mostrar los placeres de este encantador lugar, tienen ya un especial lugar en los paladares y en este templo situado en la perla del de los Arribes del Duero, la capital del aceite en la provincia, Fermoselle. Su insignia culinaria deja huella y poso en este templo del buen comer, mejor beber y la diversión en momentos íntimos.
🌿 Un viaje a la historia del aceite en Fermoselle
La experiencia comenzó a las ocho y media de la tarde, con una visita al Museo del Aceite, situado en la antigua almazara de Fermoselle. Los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer la historia de la producción de aceite en la comarca de Sayago, una tradición menos conocida que la vitivinícola, pero igualmente arraigada en la cultura local.
"Fermoselle no solo es tierra de vino, también es tierra de aceite. Y esta experiencia es una forma de reivindicar esa tradición", explicó Garrote.
El recorrido por la almazara permitió a los visitantes comprender el proceso de extracción del aceite de oliva y la importancia que esta producción tuvo en la economía local. La visita fue el preludio perfecto para una cena en la que el aceite sería protagonista en cada uno de los platos.
🍽️ Un menú de cinco pases inspirado en Zamora y sus alimentos más relevantes
Tras la visita al museo, los asistentes fueron conducidos a la sala de catas, que para la ocasión se transformó en un elegante comedor donde Garrote presentó un menú de cinco pases, combinando tradición e innovación con productos locales de alta calidad.
🥂 Aperitivos iniciales
El primer pase consistió en tres aperitivos que reflejaban la esencia de la gastronomía zamorana:
- Mini hamburguesa de presa ibérica marinada con cebolla encurtida, Kewpie (la mayonesa japonesa), confitura de pimientos y pan de larga fermentación elaborado por el propio chef. La hamburguesa se terminó a la parrilla para aportar un toque ahumado.
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catas museo aceite jonatan_9 - Falsa acerola: una recreación visual de una pequeña manzana que en realidad contenía un paté de caza menor (pichón) con confitura de manzana y jengibre y un toque de trufa de Torres del Carrizal.
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catas museo aceite jonatan_10 - Olivas presentadas con ramas de olivo y servidas sobre una recreación de la bruma de los olivares mediante el uso de hielo seco y una infusión caliente de hoja de olivo.
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🌮 Segundos aperitivos con sabor local
El segundo pase incluyó dos aperitivos con sabores intensos y arraigados en la tradición zamorana:
- Pulled pork en tortilla mexicana con un toque dulce de miel de Prado Concejo y vermú "Bendita Locura".
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catas museo aceite jonatan_6 - Bombón de queso de cabra de Hírcus con castaña de Sanabria sobre una tierra de pistacho de Dibel y una teja crujiente.
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El contraste de sabores y texturas marcó este segundo pase, donde la combinación de dulce y salado reflejaba el carácter de la cocina zamorana.
🐟 El pescado: homenaje a las tradiciones de Sayago
Como plato de pescado, Garrote presentó un bacalao en salazón cocinado a baja temperatura con un toque de aceite de cítricos. El bacalao se sirvió sobre un guiso de perlas de anca de rana de Carbellino de Sayago de Singular Granucerie, un guiño a las tradiciones culinarias de la comarca.
Además, el plato incluía un huevo de granja cocinado a baja temperatura, lo que aportaba una textura cremosa y suave que contrastaba con el sabor salado del bacalao.
🍖 La carne: un tributo a la caza y los sabores de la tierra
El plato principal fue un lomo de gamo a la brasa con confitura de saúco y zarzamora, acompañado de un milhojas de patata y papada ibérica de Marcelino Ibéricos, con queso curado de Hírcus.
El chef incorporó un toque crujiente a través de una recreación simbólica de la cornamenta del gamo, aportando un componente visual y textural que enriquecía el conjunto.
"El lomo de gamo refleja la tradición cinegética de Zamora y la riqueza de los productos de caza que forman parte de nuestra historia gastronómica", explicó el chef.
🍫 El postre: una celebración de la vida y la memoria
El menú concluyó con un postre cargado de simbolismo: "Luz del Desierto". Este plato homenajeaba los cinco años desde el inicio de la pandemia de COVID-19 y recordaba a quienes ya no están.
El postre consistía en:
- Cactus de cítricos sobre una base de cremoso de albahaca y arena de brownie.
- Vela de chocolate blanco con un toque de polvo de frutos secos de Café Montetoro.
- Teja de chocolate rubí con polen de miel de Prado Concejo.
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"Quise reflejar la luz y la vida en este postre. La vela simboliza la memoria y el cactus la resistencia. Después de lo que hemos pasado, cada día que vivimos merece ser celebrado", comentó Garrote.
El polvo de la vela era de granos de café garrapiñados por el chef y el producto era de Café Montetoro
🎭 Gastronomía y espectáculo
La cena estuvo acompañada por una actuación de un mentalista, que interactuó con los comensales entre los diferentes pases del menú. El espectáculo aportó un toque de sorpresa y entretenimiento, convirtiendo la velada en una experiencia multisensorial.
"El espectáculo y la gastronomía se complementaron a la perfección, creando una experiencia completa donde los sentidos fueron los protagonistas", señaló Garrote.
🌍 Una experiencia que refleja el alma de Zamora
El evento no solo fue una experiencia gastronómica de alto nivel, sino también una forma de reivindicar la riqueza y diversidad de los productos zamoranos. El chef logró plasmar en cada plato la esencia de Sayago y de la provincia de Zamora, con una combinación de sabores tradicionales y técnicas contemporáneas.
"Zamora tiene mucho que ofrecer y experiencias como esta son una forma de poner en valor nuestra gastronomía y nuestros productos. La combinación de historia, arte y cocina hace de esta experiencia algo irrepetible", concluyó Garrote.
🌟 Celebrar la vida con los sabores de Zamora
El Museo del Aceite de Fermoselle se convirtió en el escenario perfecto para una velada que combinó historia, gastronomía y emoción. La apuesta de Exquisiteza y Alberto por promocionar los productos y la cultura local demuestra que Zamora no solo es tierra de vinos y aceites, sino también de talento y creatividad.
El menú diseñado por Jonatan Garrote fue un viaje por la historia y el territorio zamorano, una celebración de la vida a través de los sabores y una experiencia que quedará en la memoria de quienes tuvieron la suerte de vivirla.
