Carbellino de Sayago, un pequeño y casi olvidado rincón de la provincia de Zamora, ha logrado destacarse en un campo tan peculiar como fascinante: la producción de ranas. Gracias a la iniciativa de Fabián y Paula, este proyecto único no solo se ha posicionado a la localidad como un referente en Europa, sino que ha traído consigo un nuevo impulso económico y científico a una de las zonas más deprimidas de la llamada España Vaciada.
Su empresa, Singular Grenucerie , es ahora líder en el continente en producción, investigación y desarrollo de productos ranícolas, y además, atrae la atención de universidades y expertos que quieren sumarse a este innovador proyecto.

Una reciente visita a las instalaciones de Singular Grenucerie reveló el alcance de este proyecto pionero, que no solo abastece de ancas de rana y productos derivados a restaurantes en toda Europa, sino que también ha conseguido crear un ecosistema sostenible y autosuficiente. Fabián, ingeniero agrónomo y alma de la empresa, junto a Paula su esposa, una rgentina que lleva años promocionando el consumo de las ancas de rana, explican con entusiasmo que este complejo no es solo una explotación ganadera, sino un verdadero laboratorio de investigación donde la tecnología, la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente se combinan para lograr resultados sorprendentes.
La producción de ranas en Carbellino no es tarea fácil.
Requiere de un profundo conocimiento, investigación constante y, como señala Fabián, muchas noches en vela. A lo largo de los años, ha viajado y estudiado los mejores sistemas de cría en otros países, solo para descubrir que su método es tan avanzado que ahora son otros los que buscan replicarlo. Con ocho empleados y unas instalaciones que respetan el entorno natural, Singular Grenucerie ha logrado crear un equilibrio perfecto entre tecnología y tradición. Las casi centenarias encinas que rodean las naves no han sido tocadas, y el agua, uno de los recursos más preciados, se gestiona de manera impecable, con una depuradora que permite reciclarlo y utilizarlo de forma sostenible.

Durante la visita guiada, fue evidente que la clave del éxito está en la dedicación y la innovación. La empresa genera su propio alimento para los renacuajos y ha logrado avances gracias a la investigación sobre los efectos de la música y la luz en la productividad de las ranas. Con más de un millón de ranas previstas para los próximos años, la empresa sigue creciendo, manteniendo siempre su compromiso con la sostenibilidad.Hay empresas de la zona que también suministran el pienso necesario para el alimento de las ranas, y todo en Sayago, sin necesidad de importar nada, incluída la tecnología ya que en el laboratorio de Fabián se hacen hasta las piezas de las máquinas que necesitan para la producción.
Además del aspecto productivo, Singular Grenucerie también juega un papel fundamental en la investigación científica. Varias universidades ya colaboran con la empresa para profundizar en el estudio de las ranas y su ecosistema. Esto refuerza el carácter investigador del proyecto, que no se limita solo a la producción de carne de rana para el consumo humano y animal, sino que también explora nuevas formas de aprovechar al máximo este recurso natural.
En un contexto donde las ranas de importación no logran alcanzar la calidad de las zamoranas, Singular Grenucerie ha conseguido consolidarse como una marca de confianza. Restaurantes de toda Europa confían en este producto por su sabor, su calidad certificada y su procedencia española, lo que ha sido un factor clave para impulsar a Carbellino de Sayago en el mapa internacional. No solo se trata de una empresa, sino de un proyecto de vida que combina el trabajo duro, la innovación y el respeto por el entorno, y que demuestra que en la España Vaciada aún hay espacio para el progreso y el éxito.
Este proyecto, que comenzó como una idea de Fabián, ha crecido hasta convertirse en un referente en Europa, y lo mejor de todo es que ha surgido en el corazón de Zamora, una provincia que lucha por abrirse camino en un mundo globalizado. Singular Grenucerie es mucho más que una fábrica de ranas: es un ejemplo de cómo la innovación y la sostenibilidad pueden transformar incluso los rincones más olvidados en centros de investigación y desarrollo que generan riqueza y empleo. De la parte comercial se encarga Paula, una verdadera "máquina" que compatibiliza el trabajo con ser madre de Ulises, el pequeño de 9 años que heredará un proyecto más que singular. La filosofía y la ética de la explotación lleva a Paula y a Fabián a ser conocidos en toda la comarca, y en Zamora aunque nunca se es profeta en la tierra, el trabajo y el tesón son sus baluartes, esta "singular" pareja de un sayagués y una argentina funciona como los engranajes de una caja de cambios moderna, sincronía y sobre todo mucha delicadeza con el cliente y con los que participan de este gran proyecto de futuro para una comarca como es la de Sayago.

En definitiva, las "Ranas made in Zamora" son una muestra clara de que con visión, esfuerzo y creatividad, incluso los proyectos más singulares pueden cambiar el destino de una región.
