viernes. 29.03.2024
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Oleada de solidaridad en forma de ganchillo. La iniciativa “Teje por ellas” ha logrado su cometido: despertar sonrisas en las caras de los usuarios de las residencias zamoranas a través de un arte que, en la mayoría de los casos, pervive gracias a los que hoy en día son incapaces de coger una aguja. Sus manos dieron vida, crearon calor en forma de abrigos de lana y fueron las impulsoras de la alegría de recibir a un nuevo miembro de la familia con los clásicos patucos. Hoy, esas manos, en muchos casos impedidas por la artrosis o, simplemente, el paso de la edad, han recibido un regalo inesperado: una creación en forma de ganchillo pensada precisamente por y para ellos.

Esta iniciativa, promovida por Aránzazu Arribas y Noelia Fraile y a la que se sumó posteriormente Fanny, ha sabido devolver con la misma moneda un poco del cariño y del saber que nuestras generaciones pasadas supieron inculcarnos en las tardes de calor, a la puerta de la casa o bajo el susurro de la radio. “Teje por ellos” pretendía animar a particulares, asociaciones, empresas y colectivos de tejedoras a crear para que los más mayores pudieran recibir un detalle en Navidad creado ex profeso para un colectivo en muchos casos desatendido en estas fechas navideñas.

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La respuesta ha sido abrumadora. Más allá de la propia provincia (el pueblo de Videmala se ha volcado gracias a Noelia y su hija, pero también lo ha hecho la Universidad de la Experiencia o del grupo de teatro La Gobierna), los pedidos comenzaron a llegar con remites procedentes de Salamanca, Segovia, Madrid, Mataró (Barcelona), incluso desde Francia. “Uno de los envíos contenía un montón de creaciones que han hecho una madre y su hija pensando únicamente en esta iniciativa”.

Hasta el 18 de diciembre se recibieron un total de 290 creaciones, desde gorros, bufandas, llaveros, etc y que ya han sido repartidos a los usuarios de los centros de Alzheimer de Zamora y Toro, el Centro de Día Armonía, la residencia Ruta de la Plata de Roales, la residencia de Almaraz de Duero y la del Virgen del Carmen, en Toro. 290 regalos que se han traducido en 290 sonrisas por parte de los usuarios a los que se han destinado esas creaciones, muchas de las cuales incluían el destinatario real e, incluso, cartas y postales de felicitación personalizadas. “Nos hemos visto, incluso a veces un poco desbordadas”, señala entre risas Aránzazu.265873993_639882150700015_5747975612769495765_n

No es para menos teniendo en cuenta que los pedidos continuaban llegando finalizado el plano inicialmente establecido, lo que ha brindado a estas tres zamoranas (que han organizado esta iniciativa bajo el paraguas de sus empresas Ariamiguru crochet, Mi mundo hecho de ganchillo y Recreart) de extender este reparto a otros centros de la provincia como la residencia San Torcuato de Villaralbo, ya durante el día de Reyes.

El momento de la entrega ha sido uno de los momentos más emotivos, si bien el protocolo Covid ha impedido que pudieran acceder a determinados recintos. Con todas las medidas de seguridad, las dos zamoranas han puesto en manos de los usuarios de los centros una textura que, en ocasiones habían incluso olvidado. “Muchas de las donaciones las sabíamos y se los contábamos y ellos nos han agradecido el gesto rememorando los momentos en los que tejían”. Momentos en los que sus manos seguían creando vida y enseñando con un ovillo sobre el regazo y que ahora reciben los cuidados tan merecidos hacia un colectivo que se volcó con sus hijos y nietos. Por ellos, las agujas siguen tejiendo.

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Cuando el ganchillo no entiende de fronteras ni de edad