La generación triste con imágenes felices

Entre líneas de noticias, sobreinformación, testimonios y declaraciones he sentido un dolor que no era mío, pero que hice propio
Una cosa tengo clara, no nos sobran kilos ni el problema somos nosotras. Las grandes cadenas son las realmente culpables. En países como el nuestro, las empresas te empujan a cumplir con un canon de belleza irreal; más del 50% de las mujeres lo tiene difícil para encontrar ropa. Lamentable.
Recuerdo que decían que después de años de crisis como la pandemia, llegarían años de bonanzas. Superávit. Empleo. Nacimientos. Oportunidades. Sin embargo, la realidad es un completo caos; camioneros en huelga, precios de luz, gas y petróleo desorbitados. ¡Ah! y líderes de desempleo en la Eurozona
Un villano decidió sembrar el pánico. Un hombre autoritario al que numerosas personas de su país tampoco apoyan. Un señor al que su país, congelado, le heló el corazón y le llenó de avaricia. Un malvado repleto de rencor, odio y orgullo. Una mala sombra de un dictador que supuestamente murió en un bunker al final de una guerra.
Es injusto que haya personas que sigan decidiendo acabar con una vida, y, sobre todo, es más preocupante que haya gente que mire hacia otro lado. Es incomprensible. Inimaginable el dolor que ellas sintieron e incalculable el pesar de su familia y amigos porque ya no están, porque alguien lo decidió así.