Opinión

El suicidio, la pandemia silenciosa

Es realmente aterrador que el suicidio sea la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes de 15 a 29 años
Velas
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El suicidio es la otra pandemia silenciosa. Una pandemia que no llegó hace dos años, sino que lleva mucho tiempo entre nosotros. Ahora se habla más. Antes se escondía, ¿por qué es vergonzoso esconder que una persona sufre? Nos hemos encasillado en intentar esconder los sentimientos, en que nadie sepa qué es lo que nos ocurre, cuando la solución es hablar. Hablar y ser escuchado. 

Recientemente lo hacía el británico Patrick Pimblett, luchador de la UFC. El profesional pedía a las personas que sufren, que hablen. Antes de un combate anunció que recibió un mensaje en el que uno de sus amigos había acabado con su vida.

“Habla con cualquiera. La gente te ayudará. Preferiría ver a mi amigo llorando en mi hombro que tener que ir a su funeral la próxima semana”, exclamaba el atleta hace apenas unas semanas.

Cada vez se habla más en los medios de comunicación, muchos son los personajes públicos que sacan a la luz esta lacra. Hablamos de suicidio, hablamos de salud mental pero, ¿ponemos una solución? Se trata de un problema grave de salud pública, no lo digo yo, lo dicen las cifras. En España se quita la vida una persona cada dos horas y media. 80.000 intentos de suicidio al año.

Esta situación deja un largo reguero de dolor y pena, pero ¿qué está pasando? ¿por qué no se pone solución a esta lacra? ¿realmente quieren dejar de vivir? El principal problema es no encontrar una salida. Que los profesionales, en muchas ocasiones, no tomen en serio el problema que se está sufriendo. Medicación y para casa. Es complicado llegar a un ambulatorio para explicar tus problemas y que una pastilla sea la solución a tus problemas, sin importar la edad que tengas. Sin pensar en las consecuencias que esto acarrea.

Largas listas de espera para ser atendido por un psicólogo o un psiquiatra de la salud pública. Unas largas listas de espera a las que algunos pacientes no llegan. Necesitan ayuda y los profesionales llegan tarde. Meses tarde.

No es que las personas que acaban con su vida quieren dejar de hacerlo, es que se sienten desamparados. Solos. Muchos de ellos avisan; quizá no con palabras, pero sí con gestos. Situaciones que podrían llegar a evitarse porque quieren vivir, pero necesitan aliviar su carga. Una carga que es difícil de equilibrar y que, en muchas ocasiones, sobrepasa.

Es realmente aterrador que el suicidio sea la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes de 15 a 29 años. Hay falta de ayudas y un sistema sanitario lleno de agujeros. Años a la espera de ser atendidos, pocos espacios dedicados a la salud mental y principal causa de muerte entre la juventud. 

Faltan cosas. Tantas cosas. Recursos sanitarios y un plan nacional de prevención del suicidio porque cada vida es importante. Es realmente escandaloso que las citas con el psiquiatra tarden meses en llegar sin importar la gravedad del caso. En España hay 9,7 psiquiatras y 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes. La población está desamparada.

Hay que seguir librando esta guerra entre la cabeza y el corazón, pero es realmente complicado cuando el país no pone soluciones a esta verdadera lacra. También hay que ser un poco más amable, empático, agradable, buena persona. Todo el mundo lucha batallas que no conocemos. 

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