El concejal de Turismo, Christoph Strieder, presentó durante la mañana de este miércoles un lapidario con restos arqueológicos obtenidos hace decenas de años en los jardines del Castillo y en el extinto Monasterio de San Jerónimo y que se encontraban almacenados sin identificar en la nave de Renfe ubicada en la carretera Villalpando. El Ayuntamiento ha llevado un proceso de inventariado y actualmente tienen controladas y agrupadas en un lapidario un total de 110 restos arqueológicos.
El proyecto ha sido llevado a cabo por la arqueóloga territorial, un arquitecto y un historiador especializado en Historia Medieval. Un tomo de cincuenta páginas da buena cuenta del origen, la fecha y la utilización de cada uno de los restos, los cuales se encuentran almacenados en una estantería industrial dentro de las dependencias municipales.
El lapidario no está abierto al público, pero el edil de Turismo adelanta que la administración local pretende dar a conocer el hallazgo, que hasta ahora se encontraba olvidado y desguarnecido en el almacén de Renfe, con una jornada de puertas abiertas, todavía sin fecha, o trasladando el lapidario a otro lugar en la ciudad donde pueda ser visitado. Sin embargo, el tamaño de las piezas y la falta de espacio en los museos municipales obligarán a que las piezas todavía permanezcan algún tiempo en las dependencias de la nave ubicada a las afueras de la urbe.
Las piezas proceden del extinto Monasterio de San Jerónimo y el Castillo
La gran mayoría de las piezas inventariadas, de acuerdo con lo trasladado por Strieder, pertenecen a los restos del Monasterio de San Jerónimo y a los jardines del Castillo de Zamora. El cenobio era una construcción que se ubicaba en la margen izquierda del río Duero, cerca del Puente de Piedra, y que databa del siglo XVI. Sin embargo, con la desamortización de Mendizabal de la década de los 30 en el siglo XIX la construcción fue derruida y las piedras utilizadas en otras obras de la ciudad. En lo relativo a los restos arqueológicos del Castillo, muchos fueron encontrados durante la restauración del monumento al finalizar la primera década de la presente centuria.
Como curiosidad cabe destacar que también se han encontrado numerosas balas de cañón, las cuales no han sido incluidas en este primer lapidario, pero siguen almacenadas en la nave de Renfe.