Colas para informarse, billetes imposibles y taquillas cerradas
Desde el inicio del curso escolar y laboral, las incidencias se multiplican: taquillas cerradas, páginas web colapsadas, billetes imposibles de comprar con antelación y conductores desbordados que, sin herramientas, se ven obligados a improvisar.
Uno de estos profesionales un conductor de autobús al que los pasajeros interpelaban, lo resumía con crudeza en un vídeo que ya circula por redes sociales:
“Ni se pueden comprar billetes por anticipado, ni se pueden comprar para el momento. Lo único que se puede hacer es hacer cola y rezar… digo rezar para que haya sitio, quiero decir”.
Un retrato exacto de lo que ocurre cada día: usuarios sin asiento, estudiantes atrapados, personas mayores abandonadas y trabajadores que pierden el día porque el autobús nunca llega a cumplir su función.
Un sistema que desconecta en lugar de unir
Lo que iba a ser una revolución digital se ha convertido en una chapuza monumental. La Junta presumió de innovación, pero en la práctica la digitalización ha significado menos personal, taquillas cerradas y un servicio que depende de la suerte.
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En Zamora, decenas de usuarios denuncian que no pueden viajar ni reservar con seguridad.
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En otras provincias, los problemas se repiten: servicios sin refuerzo, colas interminables y empresas concesionarias que trabajan sin hoja de ruta.
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El resultado: una región más aislada, justo cuando más debería apostar por la movilidad y la lucha contra la despoblación.
Empresas concesionarias en el limbo
El caos no solo afecta a usuarios y trabajadores. Las propias empresas concesionarias expresan su malestar por la falta de planificación: ni instrucciones claras, ni apoyo técnico, ni soluciones inmediatas. En muchos casos, el deterioro del servicio amenaza incluso la viabilidad de rutas enteras.
La otra cara de la “modernización”
En Zamora News lo dijimos desde el principio: el BUSCYL era otra milonga de la Junta. Hoy los hechos nos dan la razón. La improvisación no puede disfrazarse de progreso.
Un sistema de transporte público no puede depender de rezos, ni los ciudadanos pueden pagar el precio de la incompetencia política. Cada fallo del BUSCYL no es un error técnico: es un golpe directo a la vida de quienes más necesitan el autobús para estudiar, trabajar o simplemente desplazarse entre pueblos y ciudades.
Zamora y Castilla y León, atrapadas en un mal viaje
Septiembre deja claro el balance: el BUSCYL no conecta, desconecta. No acerca pueblos, los aleja. No mejora el transporte, lo degrada. Y en lugar de acercar a Castilla y León al siglo XXI, la sumerge en un viaje al pasado donde los derechos básicos de movilidad se evaporan.
En Zamora News seguiremos contándolo: porque la movilidad no es un lujo, es un derecho. Y porque frente a la propaganda, está la realidad de miles de zamoranos que cada día se quedan en tierra.
En Zamora News, recogemos hoy las quejas de quienes están al pie del cañón. Y recordamos algo muy simple: un servicio público no puede improvisarse. Ni los autobuses pueden depender de rezos, ni los ciudadanos pueden seguir pagando el precio de la desorganización. El resultado: una región cada vez más desconectada, con usuarios abandonados a su suerte en pleno septiembre. Gente mayor sin opciones, estudiantes sin billetes, trabajadores atrapados en estaciones. Las empresas concesionarias tampoco dan abasto. Y todo porque alguien pensó que la digitalización era eliminar personas, cerrar taquillas y dejar a la improvisación lo que antes era un servicio público básico.