Zamora se erige como un destino privilegiado para los entusiastas de la naturaleza. Bajo el agua o alzando la vista al cielo, a lo largo de suaves elevaciones en la margen derecha del río, la llamada ‘perla del Duero’ se erige como un verdadero refugio de biodiversidad y, en concreto, una joya para el avistamiento de aves.
Desde aves rapaces hasta mariposas, su riqueza faunística ofrece un espectáculo natural inigualable que mueve a grupos de dentro y fuera de la frontera provincial. Atraídos por un paraje incomparable a los pies de la que fuera casa de doña Urraca, desde el puente de los Poetas, sobre los nueve siglos del puente de Piedra o desde la margen izquierda, la ciudad se posiciona como un enclave privilegiado para los amantes de la ornitología, tanto en su observación, estudio y ejercicio fotográfico.
Incluso más allá del cauce, la variedad de hábitats presentes -con extensas áreas de matorral y monte mediterráneo, estepas cerealistas, mosaicos agropecuarios, bosques de ribera, cañones fluviales y humedales- abren sus puertas a las más diversas especies. Dentro del núcleo urbano, los espacios naturales como el Bosque de Valorio y las riberas del Duero facilitan la práctica del urban birding (pajareo urbano), una actividad que gana cada vez más adeptos en todo el mundo.
Con unas 70 hectáreas de extensión, el Bosque de Valorio se sitúa en un valle fluvial al noroeste del casco urbano. Situado a las afueras de Zamora, este espacio natural permite disfrutar de la observación de diversas especies de aves. Con su mezcla de pinos, encinas, y otras especies arbóreas, proporciona un hábitat ideal para una gran variedad de aves forestales y ribereñas. El Petirrojo Europeo, Pito Real, Cernícalo Vulgar y Pico Picapinos son algunas de las especies que pueden observarse.
Ya en las Riberas del Duero, el tramo fluvial a su paso por la ciudad incluye islas con bosques de ribera compuestos por álamos, chopos y sauces blancos. Un entorno ideal para observar ardeidas como el martinete y el avetorillo, además de una gran variedad de especies forestales y palustres. Entre las aves rapaces destacan el milano negro y el águila calzada, que nidifican en las riberas y son avistados con frecuencia sobrevolando la ciudad.
En pleno corazón de Zamora, el Parque del Castillo ofrece un entorno verde con una diversidad de árboles y plantas que atraen a diversas especies de aves. Es un lugar ideal para una caminata tranquila mientras se observan aves comunes en el entorno urbano como gorriones, mirlos y petirrojos.
Por último, el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales. Si bien no es una ruta ornitológica en sí misma, este centro ofrece información sobre la biodiversidad de Zamora y sus alrededores, incluyendo la avifauna. Se erige como un punto de partida recomendado para quienes deseen aprender más sobre las aves que se pueden encontrar en la zona antes de salir a observarlas.
Consejos para su mejor avistamiento
La mejor época es la primavera y el otoño, las mejores estaciones para la observación de aves en Zamora debido a la migración. Sin embargo, cada estación tiene su encanto y especies características. También es útil llevar binoculares y una guía de aves, lo que puede mejorar significativamente la experiencia de observación. Es importante respetar el hábitat natural de las aves, evitar hacer ruido excesivo y no dejar basura.
Zamora combina su rica historia y arquitectura con una sorprendente diversidad natural, lo que la convierte en un destino interesante tanto para los amantes de la cultura como de la naturaleza.