La agencia Zebedee Talent le dio la oportunidad que en España le negaron. Y su sueño tiene ahora, si cabe, más mérito al sumarse a la luchar por visibilizar desde cuerpos marcados por el vitíligo a amputaciones pasando por talento LGBTQIA. Desde Manchester, la joven de ascendencia zamorana, Andrea Ruano, ya forma parte del listado de rostros símbolo de una inclusión que todavía se resiste en los círculos del modelaje.
Su entrada “por la puerta grande” a la agencia dista mucho de sus anteriores intentos en Madrid y Barcelona, donde todo eran negativas o bajo condiciones que implicaban un nuevo paso por quirófano y que cruzaban sus líneas rojas.
Tras años de sufrir los efectos colaterales del tratamiento de un sarcoma de Ewing que le fue diagnosticado a los 15 años, superar un pronóstico poco alentador y decantarse por la amputación de parte de su pierna izquierda para poner fin a los dolores; Andrea lo tenía claro. No habría más operaciones que las estrictamente necesarias, menos aún por cuestiones estéticas.
Esta apasionada del mundo del modelaje ya aspiraba a posar desde bien joven. Con una estatura de adolescente que ya rebasaba el 1,75, Andrea sólo comenzó a planteárselo una vez superado el tratamiento. Una época que coincidió con el cambio de residencia de la familia de Extremadura a Salamanca y que obligó a establecer una prioridad clara: “En ese momento mi foco debía estar en mi recuperación”.
El sarcoma detectado en su pierna izquierda le dejó una cojera que arrastraba con el único pesar de los insoportables dolores. Una secuela que le valió una negativa para formar parte del elenco de modelos de una agencia en la capital: “Me dijeron un 'no' rotundo que me dejó descolocada”. No sería el único, ya que en otra agencia el condicionante pasaba por eliminarse uno de sus característicos lunares sobre el labio. Unas respuestas que le inclinaron a desechar esta posible salida. “Aunque sí había hecho algunas sesiones más artísticas en Salamanca, con la amputación y estas respuestas lo metí definitivamente en un cajón”.

Una frustración que dio paso a toda una escena de película en un Starbucks de Manchester. Lo que fue una confusión con una cita le dejó un tiempo extra que decidió aprovechar para degustar un café y llamar a su madre: “Entonces me tocó por la espalda un chico para preguntarse si no se había planteado nunca hacer de modelo”.
Y la sorpresa fue inmediata una vez enviadas las primeras fotos a modo de presentación: “Me contestaron a los 20 minutos diciendo que encantados y que me mandaban en ese momento los papeles. Imagínate mi confusión”.
El interés de esta agencia fue tal que esperaron al regreso de Andrea para someterse a nuevas operaciones para tratarse de una infección en la pierna. Una vuelta por todo lo alto ya que en Birmingham –a casi dos horas de Manchester- le esperaba una sesión profesional con la que realizaba su carta de presentación en el mundo del modelaje.
Una experiencia con la que también se ha hecho un hueco en la primera pantalla donde Andrea apareció junto a una decena de personas con diferentes tipos de discapacidad, apariencias alternativas o diferencias visibles en un documental emitido en la cadena pública Channel 4.

Esta diseñadora gráfica ya espera nuevas oportunidades tras quedarse a las puertas de una selección de Primark, una de las marcas que más apuestan por la inclusión en sus catálogos. Todo un mensaje de aceptación en un camino por el que la sociedad aún tiene mucho que recorrer.
Porque esa solidaridad inicial da paso a las miradas, en muchos casos indiscretas que Andrea ha tenido que sufrir y sigue sufriendo, con los ojos fijos sobre una prótesis que no se molesta en disimular ni ocultar. “Se nos olvida esa empatía una vez el paciente se convierte en superviviente. Todos quedamos con secuelas sean visibles o invisibles”.
El sentirse juzgado por tener una discapacidad no es del agrado de nadie, especialmente si es fruto de un accidente traumático repentino frente a una Andrea cuya amputación premeditada y plenamente voluntaria junto a la experiencia de 15 años de cirugías. “A mi nunca me importó que se fijaran en la pierna, pero imagínate alguien que haya tenido un accidente y de un día para otro haya tenido una amputación”. Un reto por el que personas como esta zamorana y su agencia pelean día a día en marquesinas, redes sociales y, cómo no, en su día a día.