jueves. 28.03.2024
Lara F. Pérez, en Groenlandia
Lara F. Pérez, en Groenlandia. Fotos cedidas

Lara F. Pérez dejó Almaraz de Duero cuando cumplió 18 años. El mundo se le antojaba reducido en ese pequeño municipio que linda al norte con Zamora y al sur y este con el río hasta el punto que decidió "abrazar" el planeta estudiando primero Ciencias del Mar en la Universidad de Vigo, para doctorarse después en Ciencias de la Tierra por la Universidad de Granada.

En Vigo comenzó su aventura, como ella misma define a ese viaje que le ha llevado a "alejarse" casi 4.000 kilómetros de casa, hasta llegar a Groenlandia para estudiar la historia del hielo analizando los fiordos de la gran isla.  "Ha sido mi segunda vez en el Oeste de Groenlandia y también he estado en el Polo Norte y en la Antártida en otras ocasiones", cuenta Lara Pérez. Y explica que cuando recala en esos lugares viaja con un equipo de investigación y el tiempo transcurre en un barco. En el caso de Groenlandia fue el Sanna y si se preguntan la base del menú diario acertarán si contestan foca y ballena.

Al poco tiempo de arribar a la ciudad gallega comenzó a investigar en el área de geofísica. "Básicamente utilizamos principios de física para estudiar el pasado del planeta", asegura. En su caso, la historia de lo que ocurrió hace millones de años en zonas polares.

Tras su graduación, Lara F. Pérez se mudó a Granada, donde realizó un master y un doctorado, años en los que visitó también diversos centros de investigación internacionales como en Reino Unido, Italia o Argentina.

Lara Pérez

En el año 2015 se fue de España para instalarse en Dinamarca. Pero ahí no acabó su aventura. Tras tres años residiendo en Copenhague, logró una de las becas Marie Curie para desarrollar un proyecto europeo que involucraba a investigadores de Italia, Nueva Zelanda y Reino Unido. Y hace más de medio año, cuando llevaba casi dos años viviendo en Nueva Zelanda, consiguió una plaza permanente en Dinamarca, esta vez en otra ciudad, Aarhus.

"Hace 7 años que me fui de España y hay cosas, y en especial personas a las que echo de menos", reconoce esta investigadora de Almaraz, aunque también admite que "desplazarme tanto me ha hecho ser muy flexible a la hora de acostumbrarme a nuevos lugares y costumbres". Es más, confiesa que ya ha desarrollado hábitos que no encajan para nada con los españoles, como comer a las 11.30 horas de la mañana.

Relata que con la familia se comunica por WhatsApp o Skype. "Normalmente la comunicación no es muy fluida cuando yo estoy de campaña, pero más que la conexión a Internet el problema es la diferencia horaria. Por ejemplo, cuando vivía en Nueva Zelanda teníamos ¡entre 10 y 12 horas de diferencia!", apunta.

Lara Pérez

Regresa a Almaraz de Duero dos veces al año, "más o menos", aunque la pandemia le ha impedido "aterrizar" en el pueblo desde hace año y medio.

Conocedora de la realidad zamorana, Lara Pérez reconoce que no tiene la respuesta a la pregunta sobre como abordar la despoblación en la España Vaciada. "En Groenlandia, las poblaciones son muy pequeñas, mucho más que mi pueblecito Almaraz y también ellos recuerdan que antes eran más habitantes", subraya la investigadora de Zamora. El mundo no es tan diferente. "Igual también se están despoblando sus aldeas y asentamientos en favor de las grandes ciudades europeas", recalca.

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