Tras haber visto "in situ" lo que ocurre en Ucrania con los refugiados, con los soldados y con todo lo que está desestabilizando el mundo de nuevo, se revuelve el estómago leyendo en las redes sociales la falta de solidaridad y empatía, ya no solo con el pueblo ucraniano si no con cualquier semejante.
Criticar que una empresa de Zamora ofrece 30 puestos de trabajo era ya el culmen de la idiotez humana. Que alguien critique que una empresa privada ofrezca trabajo a quien lo necesita para asentar población es ya de nota y de órdago. Hacer un "casting" para encontrar a alguien que quiera trabajar es muchas veces tarea de guerra, ya que con las ayudas todo parece ser una balsa de aceite y no de girasol precisamente.
Los soldados ucranianos siguen librando batallas en las cercanías de Kiev, ciudad muy visitada en plan turístico en los paquetes ofrecidos por las agencias de viaje zamoranas. Pero ahora parece importar un rábano que es lo que pase en plena Europa, a 3000 kilómetros de Zamora, algo parece que no funciona en las cabezas de los que ni siquiera se pararon a pensar, que cualquiera de los cuerpos que yacen en el suelo sin vida podrían ser el de ellos, el de sus hijos o el de sus nietos o hermanas.
Las imágenes pueden ser duras, pero más duro es ver la falta de empatía de muchos zamoranos que se aventuran a escribir en las redes que primero yo y después...la ley del embudo. Triste es que tras la gran acogida que han tenido las acciones de solidaridad y de empatía aportando ropa, medicamentos, y el largo etcétera con el que se siguen llenando camiones de ayuda humanitaria, pasen de largo debido a la crítica absurda de ciertos sectores que no ven más allá de la zanahoria.
Esto es Bucha una ciudad de menos de 30.000 habitantes que ha quedado arrasada por las tropas rusas donde los cuerpos yacen en el suelo puesto que nadie ha podido aún pasar a recogerlos. Personas mayores en bicicleta, gente que caminaba al lado de la carretera y que ya nunca más podrán optar ni a ese puesto de trabajo que ofrecen en Zamora ni podrán ver a sus hijos, padres o nietos. La crueldad de la guerra la hacen también comentarios en redes sociales que solo miran a su yo. La guerra es otra cosa, y podríamos tenerla más cerca de lo que parece, de echo está a la vuelta de la esquina.
Esto es el pueblo de Zabuyannya, distrito de Makarovsky una zona muy parecida a Villafáfila por ejemplo...aquí el caos también es clave. Los soldados arrasan las casas y las cañonean con sus tanques para que nadie pueda habitarlas.
La solidaridad de la que se hacen eco miles de personas y países han de pasar también por la casa de cada uno y por la mente de todos, no hay nada más duro que una guerra no elegida y que no tiene visos de acabar, los niños y niñas ucranianos nada tienen que ver en el caos que provoca un conflicto armado, sus secuelas no se borrarán jamás.
Más de 4,1 millones de ucranianos encontraron refugio en países vecinos durante la guerra, eso lo explica la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados publica estadísticas actualizadas por estado:
Polonia - 2 384 814
Rumania - 623 627
Moldavia - 390 187
Hungría - 374 535
Rusia - 350 632
Eslovaquia - 292 039
Bielorrusia - 12 746
¿ Cuantas personas acogerá la provincia de España con la menor tasa de natalidad del país?, con la menor tasa de actividad económica....Esperemos que sean cientos, puesto que la esperanza al menos ahí no la habremos perdido, aunque tengamos que escuchar algún dobreranok o un davai davai de vez en cuando.
Y que conste que no se trata de políticas sino de humanidad.