jueves. 25.04.2024
Teléfono de la Esperanza en Zamora
Teléfono de la Esperanza en Zamora

Lo más importante para luchar contra la elevada tasa de suicidio en nuestro país, es la concienciación. Por ello, los voluntarios del Teléfono de la Esperanza de Zamora han salido a la calle para hablar sobre esta epidemia silenciosa que acaba con un gran número de vidas en todo el mundo.

Y es que, el suicidio es el drama vital más silencioso y silenciado. Cada año se lleva la vida de más de un millón de personas en el mundo. En España, según las estadísticas de 2021, se habla de casi 4.000 muertes oficiales por suicidio. Unas cifras que parece que no se tienen en cuenta ante la falta de medios. Miles de familias destrozadas sin una despedida por aquellos que se marchan desamparados.

Por no hablar de todas aquellas tentativas o intentos, la cifra se triplicaría. Con un lazo verde y numerosas velas, han recordado a todos aquellos que se marcharon antes de tiempo. Aquellos que no encontraron ayuda.

A través de un manifiesto han querido mostrar el pesar de lo que supone el suicidio; el impacto vital para muchas personas, un drama humano individual y colectivo para quien lo lleva a cabo y para su entorno más cercano.

“Cualquiera de nosotros, como seres humanos, somos vulnerables, sensibles al sufrimiento. Cualquiera de nosotros en determinadas circunstancias, podemos caer en el desaliento, la indefensión, el miedo, la tristeza profunda o la culpa. Cualquiera de nosotros, ante situaciones adversas que supongan un dolor emocional intenso, vivido como intolerable y aparentemente interminable podemos perder el sentido y las ganas de vivir. Aceptar y entender esta vulnerabilidad, ser capaces de pedir ayuda, dejarnos ayudar, y dar apoyo real, nos puede dar la oportunidad de salir de esa oscuridad y de encontrar otros caminos en la vida. Para esto necesitamos la implicación y el compromiso responsable de todos, juntos”, han explicado a través de la lectura del manifiesto en una de las calles céntricas de Zamora.

Además, han hecho hincapié en que “tenemos que preguntarnos cómo hemos llegado a crear una sociedad en la que cada día personas pierden el sentido de su propia existencia; sin embargo, estamos seguros de que este asunto solo puede ser abordado de manera conjunta, sin diferencias ideológicas o de cualquier otra índole, y enmarcando la acción y los recursos dentro de un plan nacional de prevención del suicidio que esté coordinado con las diferentes comunidades (ya que las competencias en materia de salud, en el ámbito social y en la educación están delegadas). Un Plan que intervenga en los diferentes estamentos, individual, familiar, comunitario, social, educativo y sanitario, que haga seguimiento personalizado de las personas vulnerables, afectados y familiares y que, por supuesto, se realice manteniendo una coordinación efectiva de recursos en el ámbito nacional”.

Con este mensaje, han reclamado la compresión de este problema de salud pública y pedir co-responsabilidad, rigor, ética y compromiso para avanzar priorizando el cuidado y bienestar de un elevado número de personas. Así han exigido las siguientes mejoras:

- Exigimos un Plan Nacional de Prevención del Suicidio que genere un marco para la creación de planes autonómicos y dotación presupuestaria suficiente para su puesta en marcha y ejecución. Es urgente y muy necesario.

En este plan solicitan:

- Una mejora real de la Atención Primaria. Los y las profesionales de Atención Primaria son nuestros referentes más cercanos en la atención y seguimiento de los procesos de Salud-enfermedad que nos afectan a lo largo de la vida y es, por tanto, un espacio de atención clave para en la prevención, detección y postvención del Suicidio.

- Necesitamos que se atienda y se cuide especialmente la calidad de los servicios de Salud Mental, dotándolos de recursos humanos y económicos suficientes, y revisando en profundidad un sistema de atención que no funciona, porque falta tiempo, falta continuidad y faltan profesionales especialmente formados.

- Pedimos implantar un modelo de atención comunitaria promoviendo un abordaje integrado desde los diferentes servicios y niveles de atención ofreciendo una respuesta sanitaria, social, educativa, laboral y judicial que ponga el foco en el cuidado de la salud emocional de las personas, de las familias y de la sociedad en su conjunto.

- Es prioritario desarrollar planes de formación para profesionales de todos los ámbitos implicados en a la atención a personas vulnerables, cambiando los planes de estudio e incorporando la prevención del suicidio a los planes curriculares y desarrollando protocolos de intervención comunes para los profesionales implicados.

- Es fundamental conocer y comprender la conducta suicida. Necesitamos investigadores e investigaciones que ofrezcan información rigurosa y actualizada a nuestro momento histórico y social y que permitan desarrollar modelos de intervención plurales, específicos y realmente eficaces.

- Necesitamos sensibilizar y mejorar la información a la población general a través de campañas de concienciación promovidas por instituciones públicas, medios de comunicación y entidades sociales. Urge que se implementen campañas nacionales que aminoren el estigma social que acompaña a la enfermedad mental y campañas con impacto centradas en la prevención.

- Pedimos una mejora sustancial en los estudios estadísticos del Instituto Nacional de Estadística, hoy con respuestas de datos muy demoradas en el tiempo. Tardamos 2 años en tener datos que pueden permitir hacer planes de intervención más ajustados a la realidad individual y colectiva que estamos viviendo.

- Pedimos colaboración directa con los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses que poseen datos fiables y actualizados en el momento, y que pueden desarrollar autopsias psicológicas que nos permitan comprender mejor la conducta suicida.

- Solicitamos que se supervise a los medios de comunicación con el fin de que adopten prácticas de comunicación responsables en la información sobre el suicido, extendiendo esta supervisión al uso de las tecnologías de la información y redes sociales donde urge elaborar un plan de actuación en Redes para la detección temprana de riesgo de los más jóvenes y para desarrollar medidas de intervención y ayuda adaptadas a estas edades y a los medios con los que se comunican. Hoy el suicidio ya es la primera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años en nuestro país.

- Y necesitamos un mayor apoyo y escucha a las organizaciones dedicadas a la prevención y a aquellas que acompañan a las personas y sus familias. Asociaciones que trabajamos por nuestro propio autocuidado y el cuidado de la salud emocional de las personas; y Asociaciones de afectados y de supervivientes, de personas que han perdido a un ser querido que ha muerto por suicidio, cada vez más presentes y más necesarias en nuestro país.

“Cada suicidio no se queda en una persona, o en una familia; cada suicidio nos toca a todos porque tiene también causas y consecuencias sociales. Es una tarea comunitaria trabajar juntos de manera responsable y coordinada para que esta realidad se haga visible, para que se atienda a quien sufre de manera respetuosa, cercana y efectiva. Solo así podremos seguir avanzando en la comprensión y en la prevención del suicidio. Solo así podremos construir un mundo más humano, más solidario, un mundo en el que merezca la pena vivir”, han concluido. 

Encendido de velas para recordar a los fallecidos: el recuerdo a los que se marchan...