Tal y como sucede con otros proyectos bien conocidos en Zamora, como es el caso de la mina proyectada de wolframio en Calabor, la extensión de la superficie afectada supone un grave impacto paisajístico con repercusiones muy importantes en la biodiversidad y en el uso tradicional del suelo.
En este caso, la mina afectaría a una enorme extensión de terreno, entre los términos municipales de Barbolla, Sotillo, Castillejo de Mesleón, Cerezo de Arriba, Cerezo de Abajo y Duruelo. La concesión solicitada ocuparía 97 cuadriculas mineras y una superficie de 2.785 ha., de la cual el recurso explotable tendría una superficie total de 1.658 Has. La razón de la enorme superficie afectada es que el material con interés minero ocupa una capa muy superficial del terreno cuyo espesor medio es de 1,62 metros.
Si en el caso de Valtreixal, la extracción de wolframio es imprescindible para la industria, en especial la armamentística, en este caso la extracción de cuarzo es imprescindible para la obtención de sílice, un metal necesario para la fabricación de placas solares. Y he aquí la paradoja de que, supuestamente con un beneficio “verde”, se ponen en marcha grandes proyectos de carácter minero muy dañinos para el medio ambiente y que necesitarán un despliegue de recursos y de consumo de energía que los harán insostenible en un futuro. En este sentido, Ecologistas en Acción de Zamora recuerda que el camino a seguir no puede ser la extracción ilimitada de recursos y que la implantación de renovables se ha de realizar de la manera más eficiente posible y con un consumo de energía bajo, de tal manera que la ecuación de las emisiones de CO2 a la atmósfera sea positiva para el cambio climático y no todo lo contrario.
A su vez, recordar la presencia de los fondos de inversión en este tipo de proyectos. Si bien la empresa que ha pedido la autorización (ERIMSA) está domiciliada en Coruña, se trata de una filial de la multinacional Elkem, cuyo accionista mayoritario es el grupo chino National Bluestar.
Al igual que sucediera con la mina Valtreixal, el recorrido de las materias primas por todo el planeta hasta llegar a su punto final (de Segovia a China y de China a cualquier punto de la geografía española donde se instalen grandes proyectos de macrorenovables) convierte a este modelo colonialista en inaceptable para una sociedad que pretende reaccionar frente los grandes problemas de crisis climática que se avecinan, pues implica sobrepasar el límite que el propio planeta puede soportar de forma sostenible.
Ecologistas en Acción de Segovia ya ha manifestado que el proyecto podría provocar el impacto ambiental más negativo para la provincia producido de los últimos 20 años y presentará alegaciones para oponerse al mismo. Aparte de la enorme superficie afectada, un elemento a destacar es la larga duración de la concesión (30 años prorrogables) que conllevaría un impacto no sólo amplio sino también duradero en el tiempo.