jueves. 28.03.2024
Los pequeños Helena y Miguel sobre algunas de sus pertenencias empaquetadas
Los pequeños Helena y Miguel sobre algunas de sus pertenencias empaquetadas

El verdadero sueño sigue el huso horario peninsular. Zamora ha sido el destino ansiado por Javier y su familia desde incluso antes de que lograra formalizarla. Su viaje de estudios al corazón de la provincia le cautivó hasta tal punto que las islas se le quedaban pequeñas frente al inmenso paraje castellano. Hoy, 18 años más tarde, Javier, Nely y sus dos hijos ultiman las maletas para poner rumbo a su paraíso particular.

En un momento en el que la provincia se desangra por la pérdida continuada de población -muchos por la falta de oportunidades-, hay quienes deciden abandonarlo todo por un nuevo plan de vida. Un proyecto en el aire en el que la familia Amaro Dorta ha dejado atrás su vida en La Palma y su piso en Tenerife en busca de un futuro mejor para sus hijos y un despertar sin las fronteras y los límites que imponen las islas.

De raíces canarias pero zamorano de corazón, Javier ha logrado imbuir el amor por una ciudad que ni su mujer ni mucho menos los pequeños Helena y Miguel conocen, pero que gracias a la magia de internet y Google Maps ya hablan de ella como si la hubieran recorrido a diario.

Los pequeños de la familia Amador Dorta

Ni el trabajo ni la hipoteca suponen un lastre para esta familia que hace dos años tomaba la decisión de buscar una nueva vida en la capital zamorana, si bien no sería hasta mayo cuando ese proyecto de vida comenzaría a tornarse en realidad. “No hay nada más triste que tener una casa y no sentirla como tuya”.

El que habla es un Javier que aterrizó en Zamora en 2003 para continuar sus estudios de Arquitectura Técnica en el Campus Viriato. La diferencia educativa le hizo arrancar la carrera desde cero, un punto de inflexión que le obligó a compaginar estudios y trabajo y que le comenzó a abrir los ojos sobre las posibilidades de una tierra marchita pero llena de encanto y de libertad. Frente a las dos horas en coche que permiten dar la vuelta a la isla, Javier descubrió las posibilidades de plantarse en el mar o en la montaña, de disfrutar del encanto del Duero, del ambiente universitario en Salamanca y de ver nevar en Sanabria. De dar el salto a Portugal a través de los Arribes. “Si no cuentas con Levante o Andalucía lo tienes todo cerca. Aún recuerdo ver pasar el autobús de la línea de Lisboa a París y me fascinaba esa capacidad de tenerlo todo en la palma de la mano”.

Tres años fueron suficientes para que Javier se enamorara perdidamente de una tierra a la que tenía claro que iba a regresar. Un entusiasmo que compartió con Nely desde el mismo momento en el que sus caminos se cruzaron en 2011. Ya entonces, comenzando a formar y planear una familia en Tenerife, sus mentes volaban sin remedio: “Muy enamorado tienes que estar de algo para contagiarlo”.  

Miguel y Nely

Sin haber pisado tierras zamoranas, Nely lo compara con la sensación de sus viajes familiares a Tarragona con una ilusión infinita que se iba afianzando con el paso de los años. El trabajo les obligó a desplazarse a La Palma, momento en el que la familia comenzó a plantearse seriamente la posibilidad de emprender el vuelo. Ya con dos niños, una de ellas en Primaria, el peso de su formación futura cobraba fuerza y les impulsaba aún más a tomar una determinación que se ha concretado esta semana, cuando Javier se ha despedido de su trabajo como director de un supermercado.

Desde entonces han pasado meses de planificación, de consultas y de cientos de mensajes y correos a través de las redes sociales. Han sido los propios zamoranos los que, asombrados por la ilusión de la familia, los han animado a coger sus enseres y buscarse un futuro en una ciudad que ya los recibe con los brazos abiertos. Su publicación en el grupo “Somos Zamora” dejó más de 300 comentarios y centenares de mensajes privados con consejos y palabras de ánimo que han emocionado al matrimonio. “Aún tenemos mensajes sin contestar, la reacción del grupo ha sido algo que nunca habíamos observado en páginas similares de las islas”.

Desde entonces la familia ha mantenido un contacto estrecho, consultando los mejores colegios, buscando piso, incluso realizando ya averiguaciones sobre el comercio local.

Pasaje del viaje en barco

Conscientes de que “quizá no sea llegar y besar el santo”, Javier y Nely no pierden la esperanza y continúan con una ilusión que han sabido imprimir a sus hijos, que sonríen sobre las bolsas al vacío de la ropa y el pasaje del barco. Sin un trabajo aún en su lugar de destino, su primer objetivo es solucionar todo el papeleo administrativo y matricular a los pequeños de seis y dos años. “En las llamadas que hemos realizado tanto al Ayuntamiento como a la escuela infantil y el colegio nos han facilitado todo con una cercanía impensable”. Tienen claro que Zamora es futuro, al menos el suyo en una paradoja frente al llamado sueño o paraíso canario: “Regresar a Tenerife sería retroceder para nosotros y lo que queremos es evolucionar”.

La cuenta atrás ya está en marcha. En menos de doce días para emprender un nuevo viaje en barco, con las pertenencias que entren en su coche como único equipaje, la familia Amaro Dorta dejará atrás el envidiable clima canario por el frío y el calor seco de la tierra castellana. Por delante le esperan cuatro jornadas de travesía marítima y de carretera desde Cádiz - con celebración cumpleañera de por medio- hasta su destino final, donde su casero don Francisco les estará esperando con las llaves de su nuevo hogar. A él le están tan agradecidos como a una tierra que sienten como suya y que esperan que les traiga tantas alegrías como sueños y esperanzas han depositado sobre ella.

Para ponerse en contacto con la familia Amaro Dorta por posibles ofertas de trabajo contactar a través del número 610149173 (Javier) o en el correo [email protected]

La familia Amador Dorta

Un viaje a contracorriente en busca del paraíso zamorano