viernes. 19.04.2024
Eva María posa junto a la obra de Venus
Eva María posa junto a la obra de Venus

La pintura siempre ha sido la vía de escape y la forma de esta zamorana de trasladar todos sus sentimientos y vivencias, difícilmente explicables con palabras, a un lienzo. El síndrome de la hoja en blanco nunca ha espantado a una Eva María que, lejos de amedrentarse, ha empleado la pintura como forma de “dejar su huella”.

Una impronta que lleva forjando desde los 7 años, edad en la que esta zamorana comenzó a experimentar con el pincel, si bien nunca había sentido la necesidad de mostrar su arte al público. Fue tras un duro proceso de ingreso por una enfermedad rara y desconocida hasta el momento y al que ahora se han sumado complicaciones derivadas del Covid, cuando Eva María sintió la necesidad de dar a conocer ese complejo mundo de emociones que pasan por la mente de cualquier sometido a una larga temporada de aislamiento en una habitación de hospital.

Eva María durante el proceso de creación de una de sus obras

Dice Eva María que siempre está viviendo su último momento, una actitud que traslada a unas obras complejas, en las que mezcla el colorido con lágrimas y miradas a cámara, abriendo todo un abanico de posibilidades e interpretaciones ante un espectador que no puede por menos que emocionarse. “Como son temáticas muy fuertes de superación personal, la revolución y emoción es palpable. Eso no se puede fingir. Te envuelven y en lugares que inspiran esa sensación se multiplica”. La mayoría de ellos son cuadros de gran formato, superiores a un metro de alto, una norma que “ha roto” con Venus, el retrato algo más pequeño a una loba checoslovaca que ha terminado por cautivar a toda la provincia.

La obra nación como un encargo, algo de lo que suele huir Eva pero a la que asombró la historia de la dueña de esta hembra, una médica jubilada que cría junto a su pareja a dos lobos checoslovacos –Lobo y Venus- y cuyo carácter afable, especialmente el de la hembra, consideró la autora que era digno de dar a conocer. Una idea que la zamorana corroboró tras conocer la historia: “Yo le dije que esto tenía que ser público, que no nos lo podíamos quedar para nosotras”.

La obra, que muestra el carácter dócil de esta raza –surgida en los albores de la Segunda Guerra Mundial tras un cruce entre una loba de los Cárpatos y un perro de raza Pastor Alemán con el objetivo de mejorar las labores de seguridad transfronteriza de los canes que hasta el momento utilizaba el ejército en la antigua Checoslovaquia- apenas ha llegado a rozar las manos de su dueña y se expone actualmente en la Oficina de Turismo de Villardeciervos. Allí permanece desde el pasado 19 de junio y que, si bien tenía fecha de cierre para el próximo 31 de agosto, probablemente se prolongue a tenor del éxito que está teniendo, especialmente entre los aficionados y seguidores del arte de Eva María y al que se suman todos los curiosos que despierta el mundo del lobo. “Hemos visto lo que provoca en las personas y su cuidadora también considera que está mejor siendo expuesta la obra que en la intimidad de su hogar”.

La obra de Venus

Un pacto fruto del cual Venus arribó a la provincia, tras un viaje de más de 800 kilómetros desde su hogar. “Vino sólo para ver el cuadro y conocernos en persona. Me pusieron sobre aviso. Yo iba con muchísimo miedo, no sabía si sería capaz y fue abrir la puerta, mirarnos a los ojos y el miedo se diluyó”. Una conexión inexplicable para una zamorana que siente auténtica aversión por los perros y que se puso cara a cara ante una loba a cuya mirada y forma de ser ya se había enfrentado durante los más de dos meses que ha dedicado a la imponente obra en la que lograra captar su nobleza. Tal vez contribuyeron las fotografías y vídeos en los que Venus y Lobo jugaban como auténticos canes y realizando travesuras, algo que no se suele atribuir a este tipo de ejemplares.

La magia de Venus –al que su criadora considera como un tótem- se ha extendido mucho más allá del lienzo y de su exposición dando forma a una leyenda que el valenciano Peter Queralt ha trasladado al papel, mientras la propia Eva le daba forma, esta vez sustituyendo el óleo por el lápiz con un borrador de la loba en la que ya no mira de frente, sino que apuesta por un perfil con la luna de fondo. La historia devuelve así a Venus al paraje de la Sierra de la Culebra, envuelta en un universo que mezcla lo cósmico y lo sobrenatural y cuyos entresijos se pueden leer gracias al código QR que se facilita en la propia Oficina de Turismo en la que se expone la mirada de Venus. Una manera a su vez de proteger a Venus y a Lobo y dignificar la imagen de este tipo de ejemplares que, a priori, imponen de lleno trasladando una imagen de bondad y amabilidad “que se puede permitir esta mezcla a medio camino con el lobo”.

Eva María conociendo a Venus

Una mirada que los zamoranos ya pueden llevar como una auténtica impronta en forma de camiseta. Eva María ha decidido imprimir en alta calidad sobre prendas de algodón 100% y tinta ecológica, la obra de Venus y su leyenda. La idea surgió al ver el potencial de este tipo de imagen, especialmente apreciada en la zona de Villardeciervos que cuenta con varias rutas de avistamiento y que ya contaba con varias camisetas similares en su Oficina.

La zamorana reconoce que si bien no es económicamente rentable, la motivación por dar a conocer el carácter de Venus supera cualquier escollo. “Hay quien ha decidido enmarcarlas”. Un arte que, si bien no es lucrativo, si permite desmitificar la concepción clásico sobre este tipo de perros-lobo aportando una imagen más amable a la que, sin duda, también ha contribuido la magia del cine y de la televisión y que los criadores de Venus y Lobo -que los cuidan como a verdaderos hijos- quieren potenciar aún más.  

Camisetas a la venta de Venus y La Leyenda

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