jueves. 18.04.2024
Fernando Camacho y Óscar Fernández en La Palma, Fotos cedidas
Fernando Camacho y Óscar Fernández en La Palma. Fotos cedidas

Llegaron a La Palma el 27 de octubre para no desaprovechar el billete que habían pagado para participar en la Transvulcania, una carrera de larga distancia considerada como una de las ultramaratones de montaña más duras de las Islas Canarias y una de las más importantes de España.

Fernando Camacho y Óscar San Martín Fernández, originarios de Granja de Moreruela, llevan esperando desde mayo 2020 la celebración de la maratón, que se aplazó por la pandemia a septiembre de ese mismo año. Los dos apostaron por seguir y no devolver las inscripciones, aunque el confinamiento siguió y la carrera se aplazó de nuevo a mayo de 2021, fecha en la que tampoco se celebró porque hubo un nuevo repunte de COVID. Nuevo aplazamiento a octubre, pero en septiembre despertó el volcán de Cumbre Vieja y la maratón tuvo que suspenderse de forma definitiva.

GALERÍA DE IMÁGENES. Fotos Fernando Camacho y Óscar Fernández

Con el vuelo pagado ya desde hace un año, los dos amigos decidieron viajar a La Palma para poder contemplar un fenómeno a la vez espectacular y trágico. La percepción de que no era un viaje más a una isla muy turística la sintieron en el mismo aeropuerto de Barajas. "La sensación más fuerte ya la tuvimos al salir de Madrid. Llegamos al aeropuerto y casi no había nadie para embarcar", cuentan. "Nos miramos y nos preguntamos ¿a dónde vamos? ". Impone respeto", reconocen los dos amigos, que aseguran que nunca habían viajado en un avión tan vacío.

Al llegar a La Palma el humo se impone a todo y da la sensación de que el volcán está muy cerca del aeropuerto isleño, aunque en realidad se sitúa al lado contrario.

Los dos coinciden en que se sintieron como "niños pequeños" al ver el cráter. "Emoción, eso sentimos, es algo que nunca hemos visto y que seguro no volveremos a ver", añaden, y aunque son conscientes de que es una "tragedia" también subrayan la "espectacularidad de un fenómeno de la naturaleza que impacta". "Es una lección que nos da la naturaleza", recalca Camacho.

Fernando Camacho y Óscar San Martín, ambos residentes en Madrid, llegaron a La Palma "imbuidos" de todo lo que habían escuchado en los telediarios y con la duda de como serían recibidos por una población que está viviendo algo terrible y que rechaza que la erupción de la Cumbre Vieja se convierta en un espectáculo. "Los isleños agradecen que vengan los turistas. Tienen que vivir con el volcán y son conscientes de que se tienen que reinventar y seguir con su vida", apuntan los granjeños.

De hecho, este puente festivo puede suponer una pequeña inyección económica para la isla. Se esperan 10.000 turistas y el Ayuntamiento de La Palma ha puesto lanzaderas gratis para organizar visitas al volcán y evitar aglomeraciones.

No hay miedo. Ambos resaltan que ellos han viajado sin "ningún temor". "No se nos ha pasado por la cabeza. "Estamos viendo algo único", zanjan. Casualmente, Camacho estuvo en la isla en junio, con otro amigo de Granja de Moreruela, para hacer el GR 130-131, un sendero circular que bordea completamente La Palma, y pasaron por el volcán hoy activo.

Narran que la ceniza lo cubre todo. Muchas carreteras están cortadas, hay controles por todos lados y los lugares más emblemáticos están cerrados al turismo. Pero reconocen que lo que más impacta es el ruido que sale de la boca del volcán. "24 horas, día tras día. Te agota. Es un shock", aseguran. Además, el "zumbido" varía dependiendo de la actividad del cráter. "Puede estar flojo y, de repente, suelta un petardazo".

En este viaje, los prismáticos y las gafas de sol son los principales compañeros de un periplo en el que los ojos de los zamoranos ven ceniza por todas partes, "están todo el día barriendo", señalan.

Y en una isla donde el calor es uno de los principales atractivos para el turismo, curiosamente los dos zamoranos aconsejan a los turistas traer ropa de abrigo. "Al estar parados tantas horas para ver el volcán, te quedas frío y, además, estás en altura", relatan.

volcán Palma

El lunes, 1 de noviembre, regresan a Madrid. Cuando aterricen en la capital de España, Fernando Camacho y Óscar San Martín Fernández están seguros de que seguirán manteniendo durante mucho tiempo en sus retinas cada fotograma de una explosión de lava que ha arrasado 480 hectáreas, 1.200 edificios y dos colegios.

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