jueves. 28.03.2024
imagen de archivo, aceite
imagen de archivo, aceite

La racionalización del aceite que se ha establecido en diferentes comercios de todo el país, no solamente afecta a nivel personal, sino también a todas aquellas personas que se encargan de un establecimiento de hostelería. Un aliciente más, otra traba, para estos negocios que ya venían perjudicados tras la crisis sanitaria del coronavirus.

Cabe recordar que esta medida se trata de un recorte ante la posible escasez del producto dada la situación bélica en Ucrania, principal importador de aceite de girasol en España.

“Nuestros principales distribuidores ya nos han puesto restricciones en la compra principalmente de aceite de girasol, pastas y derivados. Además, por defecto ya nos han subido el precio del AOVE. En nuestro caso en concreto nos afecta de una manera mínima puesto que utilizamos muy poco aceite de girasol. El 95% de nuestras elaboraciones las realizamos con AOVE por lo que podemos seguir realizando ese 5% restante con aceite de girasol, por el momento”, ha explicado Nacho de las Heras, chef ejecutivo del restaurante Sancho2.

Por su parte, Rafael Alonso, propietario y cocinero de La Flaca, también ha lamentado esta situación “Es complicado, evidentemente todo en cocina se elabora usando aceite de varias clases pero la escasez de una lleva el incremento del resto, girasol alto oleico (para freidora) no hay, y el normal está restringido a 15 litros por cliente (profesional) la subida por ahora está en torno a un 30% pero ira subiendo cuánto menos stock haya, el aceite de oliva ya ha incrementado el precio pero un 5% pero lo irá arrastrando el de girasol, y el de semillas está en la misma situación, esto sucede con la compra de aceite como materia prima, pero el verdadero problema (el anterior no es pequeño) viene en los subproductos, mayonesas, productos de 5 gama, conservas, preconizados… se habla ya de un 25% de incremento”.

Una situación que pone en jaque a la hostelería, en este caso, a la de la ciudad de Zamora. María Isabel García, gerente del restaurante Stop también ha asegurado que a su negocio esta restricción le afecta de manera considerable, “los proveedores me están diciendo que solo una caja por cliente. Mi negocio se basa en pizzas y tanto en la base como la masa lleva aceite de girasol”.

Una nueva complicación más para el sector gravemente afectado ya por las restricciones y los cierres durante largos periodos de tiempo que dejó el coronavirus. “es una complicación más a la difícil situación por la que pasa la hostelería y que de ninguna forma contribuye a la recuperación del sector duramente afectado por la pandemia, pero trabajamos con la confianza de que pase pronto y podamos desarrollar nuestra actividad con absoluta normalidad”, ha dicho de las Heras.

Sin embargo, Alonso, ha aseverado que es una “autentica ruina” ya que a su negocio se les ha incrementado también el coste de luz, los salarios, el incremento de autónomos, carburantes y materias primas de importación, de hecho, “debido a la crisis de los contenedores tengo un pedido que viene de Vietnam hecho el 4 de noviembre y no ha llegado, y esta situación de un producto básico es otro palo en las ruedas, a lo que hay que sumar que a mi creer la situación de guerra está haciendo mella en la población y estamos viendo un leve descenso de la clientela. Es una situación en la que debemos subir los precios un mínimo de un 30% para no perder nuestra capacidad de hacer frente al gasto diario que supone mantener una empresa, aunque esta subida no sería ni mínimamente suficiente como para llegar a los márgenes del 2019”.

Todos ellos están de acuerdo en que esta situación podría repercutir a la hora de servir a los clientes. “Algunos optarán por incrementar el precio de sus platos, otros buscarán alternativas con aceites de otro tipo o directamente eliminando de las cartas los productos que consuman más aceite de girasol o derivados”, ha apuntillado de las Heras. Sin embargo, García aún lo mira con optimismo porque “todavía nos va llegando género”.

“Nosotros de momento no hemos tenido falta de ningún producto, sí es verdad que casi todos los productos han elevado mucho su precio, y hay veces que tenemos que dejar de ofrecer algún producto y cambiar de platos por su elevado precio en poco tiempo”, ha asegurado Alberto Blanco, dueño del restaurante Marta y la Fábula de la quimera.

Una situación que se vive con resignación e incertidumbre por parte de un sector resistente que lucha cada día para que sus negocios sigan en pie.

Racionalización del aceite: una nueva traba para la hostelería de Zamora