La apuesta es complicada, sobre todo cuando se trata de un espacio de gran trasiego diario y ahora con la llegada de la Semana Santa aún más. Productos de Zamora, alimentos de cercanía y temporada, en menús espectaculares propuestos por el chef Santiago Vicente.
El Hotel Restaurante Rey don Sancho retoma un camino de éxito con el equipo de cocina capitaneado por este hombre de casi cuarenta años con experiencia en alta cocina y en cocina de autor. Después de pasar varias temporadas con los mejores cocineros del país vuelve a su Zamora natal donde mostrar todo lo que merecen los que eligen este restaurante zamorano de Pro.
Nacido en Sayago y con la formación de la escuela del cocina zamorana de base, Santiago propone nuevos retos a su equipo de profesionales.
2023 es el año del salto hacia un proyecto de calidad y afianzamiento del sector hotelero en la capital. Fernando Calderón el director de este establecimiento zamorano apuesta por lo zamorano y por supuesto pon la calidad de la atención personalizada.
Las instalaciones del Hotel Rey Don Sancho presididas por los ya míticos Jardines del Rey acompañan a una cocina excelente una vez más.
Prueba de ello son las jornadas del bacalao, tres días para poder saborear el mejor bacalao en las mejores creaciones del chef Santiago Vicente.
Un menú equilibrado y sabroso que explican al servir los profesionales de sala del restaurante.
Aperitivo, no el típico de croqueta del Sancho que siempre es de agradecer sino un especial que deja ver parte de alas a la imaginación de la cocina. Ceviche de bacalao con queso zamorano y mango, una delicia para el paladar fuera de conjetura y de leches de coco y limas, un 9'90 sobre el 10 por no dejar el cum laude en el primer asalto.
Tras el ceviche una pasta que mejor que al dente está lista para abrir el paladar hacia un viaje excelente donde el bacalao se desgaja en un buñuelo de órdago a grande.
Llega el momento cumbre donde las lascas del pescado más consumido en España y Portugal hace honor a su posición. Todo estéticamente ordenado con una torrija digna de servirse sola para también sobre la base de un calamar en su tinta llegar a un orgasmo culinario difícil de superar.
El cierre con un cebon cocinado a baja temperatura y finalizado con una salsa de trufa de 11 sobre 10 además de ser el plato más espectacular en finalización ya que el juego del humo no deja lugar dudas hemos acertado en el tempo, las texturas y también en el lugar elegido.
El postre también acertado pero quizá lo menos destacable tras el carrusel de satisfacción anterior.
Por cierto el maridaje con un verdejo de cualquiera de las D. O. también es de anotar en un menú degustación que cierra filas en 30€ por comensal.
Raciones sustanciosas y ajustadas a un placer para poder compartir en pareja o con amigos, todo un acierto del que aún en este domingo pueden dar cuenta.