Zamora tiene muchas voces, pero pocas tan claras y valientes como la de Maica B.M. Esta joven zamorana ha puesto cara a una realidad con la que cada vez conviven más personas: la sensibilidad al gluten. Su historia no es la de una influencer al uso, sino la de alguien que se ha topado con un obstáculo inesperado y ha decidido convertirlo en un camino de aprendizaje colectivo. Desde el desconocimiento más puro, como ella misma lo define, ha nacido un proyecto que busca informar, conectar y concienciar: su espacio en redes, donde comparte cada descubrimiento, error y acierto de su vida sin gluten.
El viaje de Maica empezó tras recibir el diagnóstico: era celíaca. Una noticia que, más allá de la sorpresa inicial, se convirtió en el germen de algo mucho mayor. “Lo que me motivó a empezar a compartir recomendaciones sin gluten fue el desconocimiento”, cuenta. “Inicié el blog para difundir todo lo que iba aprendiendo y para enseñar los lugares de mi ciudad que podía recomendar. Porque una cosa es que te ofrezcan opciones sin gluten, y otra que realmente sean seguras para ti”.
Maica descubrió que ser celíaca no solo implica decir adiós al pan de trigo o a los cruasanes de la panadería de siempre. También es empezar a navegar entre ingredientes invisibles, etiquetas crípticas y, sobre todo, lidiar con la desinformación generalizada. Por eso, su proyecto no se trata solo de recomendar restaurantes, sino de abrir conversaciones, romper mitos y dar herramientas reales a quienes se enfrentan a esta realidad.
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta, según explica, es la contaminación cruzada. “Tengo un post en el perfil donde lo explico muy bien”, dice entre risas, “pero básicamente, es cuando un alimento que en principio no tiene gluten se contamina porque ha estado en contacto con otro que sí lo contiene”. Un ejemplo sencillo: “Si tú tuestas una rebanada de pan sin gluten en la misma tostadora donde has metido pan normal, ya se ha contaminado”.
Este tipo de detalles, que para alguien no celíaco pueden parecer nimiedades, son cruciales para quienes viven con esta intolerancia. “El único truco que hay realmente es preguntar muchísimo”, explica. “Preguntar como si fueses la persona más ignorante del mundo, porque hay muchos camareros que simplemente no lo saben”.
Y no siempre es fácil. Maica reconoce que hay quien se molesta cuando ella hace muchas preguntas. “A veces me dicen ‘qué pesada’, y yo prefiero no quedarme. Otras veces, si me da vergüenza irme, me pido una Coca-Cola y me voy a otro sitio”.
En este proceso de aprender a vivir sin gluten, Maica ha encontrado una comunidad que también busca respuestas. Instagram y Facebook han sido claves para conectar con otras personas celíacas, tanto dentro como fuera de Zamora. “En Facebook hay mucha gente que me ha descubierto por el grupo ‘Somos Zamora’. Me escriben: ‘Maica, he visto esto que recomendaste’ o ‘oye, que ese sitio al final no era tan apto’. Al final, compartimos experiencias para cuidarnos entre todos”.
Pero ahora quiere ir más allá y llegar a un público más joven. “A través de TikTok vamos a crear contenido diferente. Vídeos, ediciones… estoy en ello. Los jóvenes van a cambiar mi futuro, y quiero llegar a ellos con información útil, visual y directa”.
Afortunadamente, Maica no está sola en este camino. Supermercados como Cancelo han sido un ejemplo de escucha activa. “En Navidad, que eran mis primeras fiestas sin gluten, les pedí si podían conseguir un roscón sin gluten. Hablaron con proveedores, obradores… y lo trajeron”. Más recientemente, han firmado contrato con Leon The Baker, uno de los obradores sin gluten más reconocidos de España.
Aunque cada vez hay más conciencia, los productos sin gluten siguen siendo caros y difíciles de encontrar. “La pasta sin gluten, por ejemplo, cuesta más del doble que la normal. Y si te pasas de cocción, se convierte en una pelota. Es frustrante”, admite. “Gracias a Cancelo, ahora están empezando a traer pastas de calidad, gnocchis, incluso están incorporando más variedad viendo que hay demanda”.
Aunque aún queda camino por recorrer, también esta joven zamorana tiene claro que hay varios lugares en Zamora que merecen la pena. Algunos de los que menciona con confianza son: Las Jaritas, Azemur, Cuzeo, Ágape, y La Casa de los Pinchitos, donde “excepto los figones y las croquetas, todo lo demás lo hacen con harina de maíz y cocinan por separado”.
También, la clave está en la formación. “Muchos trabajadores de hostelería no saben lo que es la contaminación cruzada. O no saben que el pimentón, por ejemplo, a veces lleva gluten, porque para abaratarlo lo mezclan con harina. O que la salsa de soja contiene trigo. Son detalles que marcan la diferencia entre cuidar al cliente o ponerle en riesgo”.
También destaca la importancia de delimitar espacios sin gluten en los supermercados. “Si sabes que tienes una nevera específica o una zona concreta, vas directo ahí y evitas problemas. Moralejo, por ejemplo, va a habilitar una nevera solo para congelados sin gluten. Eso da tranquilidad”.
PARA MÁS INFORMACIÓN Y SEGUIR EL DÍA DE MAICA, SIGUE SU INSTAGRAM

