¡Camionera tenías que ser!

Pilar Silva se subió al camión casi "por capricho" y Francis Espada decidió abandonar su profesión de maestra y ponerse al volante para ayudar en el negocio familiar. Las dos tienen muchas cosas en común: son camioneras desde hace más de una década, madres, las únicas socias de los 200 afiliados que suma Asetramdiza y ambas creen que lograr metas "no es cuestión de género", si no de "constancia y esfuerzo".

Coinciden en que nunca se han sentido "discriminadas" en una profesión de "hombres", aunque Silva, algo más mayor, si confiesa haber notado en sus comienzos las miradas "socarronas" que se traducían en "A ver por donde nos sale esta con el camión".

Pilar Silva en su camión
photo_camera Pilar Silva en su camión

Pilar Silva se puso al volante de un camión casi por capricho, por demostrarse a si misma que podía. Cuando los niños empezaron a "comer sólido", explica sonriendo, dejó aquel mundo que se reducía al cuidado del hogar para ponerse al volante.

Han pasado 14 años desde aquel día en el que aprobó el carné y, desde entonces, lleva a sus espaldas más de medio millón de kilómetros por rutas nacionales e internacionales.

Francis Espada es natural de Santa Eulalia de Tábara y madre de tres niñas. Profesora de Educación Física, tras 13 años recorriendo las aulas de Benavente, Villalpando, Granja de Moreruela, Santovenia o su propio pueblo, su marido "heredó" el negocio familiar de la compraventa de ganado porcino y decidió ayudarle, sobre todo, para no sobrepasar el límite del tacógrafo en viajes largos.

Francis Espada, camionera

Hace 10 años decidió sacarse el carné de rígidos, "era la única en clase", mientras cuidaba a su entonces única hija, pero llegaron las mellizas y hubo que apurar el tiempo. Y lo logró. Como el negocio funcionaba decidió dejar atrás la docencia y embarcarse en la "nueva aventura" de conducir un camión.

El gusto por el volante le vino a Pilar Silva acompañando en los viajes a su marido Carlos Tuda, también camionero. "Me gustaba cada vez más y, al mismo tiempo, cuando mi marido ya no podía conducir más horas para no pasar el límite del tacógrafo, yo le sustituía", cuenta esta mujer natural  de Pozuelo de Tábara.

Ella lo resume en "por echar una mano", pero su pareja interrumpe la conversación para dejar claro que su esposa es "muy echada para adelante" y que a base de constancia "logra todo lo que se propone".

Pilar Silva continúa hablando casi sonrojada y reconoce que aprobar el carné de trailer le costó "un poco". "En la pista de Tráfico donde se hacía el examen siempre me costaba aparcar, pero en las  prácticas, fuera de allí, lo hacía bien", explica.

Sus primeros viajes fueron acompañando a su media naranja a Portugal, Holanda o Milán, hasta que comenzó a trabajar para Sonorizaciones Portos y se "adueñó" ella sola del volante.

Uno de los  viajes que más recuerda es a Palma de Mallorca por las maniobras que tuvo que hacer para embarcar en el ferry. "Ahí pensé: ¿dónde me he metido yo?", reconoce. Las dudas se disiparon enseguida y ahora, casi tres lustros después, afirma con rotundidad que del camión le gusta "todo", y eso que de pequeña quería ser militar.

Pero la vida la llevó por caminos diferentes al Ejército y tuvo que compaginar su trabajo de ama de casa con la costura hasta que, como dice la canción de Loquillo, descubrió que era feliz en un camión.

En una profesión masculinizada, Pilar Silva recalca que no se ha sentido discriminada, aunque si ha notado las miradas socarronas de hombres que se preguntan "que hace esta con un camión". Su marido se apresura a decir que conduce mejor que él y añade que "si tuviera una empresa de transportes contrataría mujeres". "Son más prudentes al volante y más responsables en el trabajo", subraya Carlos Tuda.

"Es cierto que por ser mujer parece que tienes que demostrar más", reflexiona, una sensación que tuvo cuando sacó el carné y, como única mujer, sus compañeros permanecían demasiado atentos a cada maniobra que hacía. "Esa atención no la ponían entre ellos", señala.

Francis Espada coincide en que nunca se ha sentido "discriminada" ni ha sufrido ningún tipo de exceso verbal por parte de sus compañeros de profesión. Al contrario. "La mayoría se sienten orgullosos de tener una camionera en la asociación", recalca, aunque reconoce que sigue siendo una profesión "muy masculinizada".

Ahora, con 56 años y dos hijos que han tomado el relevo al volante, Pilar Silva confiesa que se va a dedicar a "disfrutar", no sin antes animar a las mujeres a subirse a un camión "siempre que les guste".

Pilar Silva con su marido y mujer

Francis Espada subraya sus palabras y asegura que "hoy en día se conduce mejor un camión que un coche" mientras se plantea obtener el carné de trailer. La pregunta es obvia: ¿Cómo lo compagina con las niñas?. La respuesta concisa: organizándome y combinando horarios con los clientes de Castilla y León.

Ninguna se siente pionera porque tienen la certeza de que intentar lograr una meta "no es cuestión de género" si no de "constancia y esfuerzo".

Y recalcan que hoy en día manejar un camón con dirección asistida y muchas más comodidades nada tiene que ver con el oficio de hace años, en el que primaba la fuerza física.

Ninguna se siente pionera porque tienen la certeza de que intentar lograr una meta "no es cuestión de género" si no de "constancia y esfuerzo".

Y recalcan que hoy en día manejar un camión con dirección asistida y muchas más comodidades nada tiene que ver con el oficio de hace años, en el que primaba la fuerza física.

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