La historia comenzó a muchos kilómetros de Zamora, en un pequeño municipio francés perteneciente al distrito de Toulouse. En Gargas, además de las famosas grutas de arte rupestre del período Paleolítico superior, reside Mélissa, una niña de 10 años que durante el duro confinamiento decretado en Francia decidió lanzar un reto: decorar con cuadrados de colores hechos a ganchillo las dos columnas que presiden la Playa Mayor de su pueblo.
La joven Mélissa colgó su proyecto en Facebook y, a través de esta red social, la idea "recaló" en el ordenador de Aránzazu Arribas, aficionada a los "amigurimis", una tendencia o moda japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché o ganchillo.
Como reconoce que "no tejo muy bien", Aránzazu Arribas se lo dijo a su madre, Conchi Ramos, enfermera y con unas manos maestras para tejer y ambas se pusieron manos a la obra. A la madre se le ocurrió tejer un cuadrado con la bandera zamorana como base y varios más de diferentes colores.
La hija, envió a Mélissa tres muñecos para su idea de decorar las columnas y otro mobiliario urbano con los emblemas del fuego, el aire y el agua. Así que en Gargas ya han aterrizado un búho, un panda y una medusa en forma de "amigurimis".
La menor francesa no solo ha involucrado a todo el pueblo en su iniciativa. También le han llegado cuadrados de Canadá, Bélgica o Islandia y, por supuesto, de toda Francia. Y en su idea de colorear su villa con ganchillo de múltiples colores, Mélissa ha logrado la donación de agujas y material a una residencia de mayores de la localidad para que armen los cuadrados en una especie de gran colcha.
No sabemos la fecha en la que la villa gala descubrirá la creación de su joven vecina, pero lo que es seguro es que la bandera de Zamora y la firma a ganchillo de dos zamoranas formarán parte para siempre del legado de un pequeño pueblo francés llamado Gargas.