jueves. 28.03.2024
Rescate de un niño en Turquía
Rescate de un niño en Turquía

Turquía y Siria son estos días sinónimo de muerte y destrucción. Los terremotos de 7,8 y 7,5 grados han devastado ciudades por completo dejando a su paso un reguero de víctimas que aún tardarán días, sino semanas, en cerrarse. Por el momento ya hay cerca de 20.000 muertos y 70.000 heridos. Es el lado más oscuro y dramático al que se enfrentan los servicios de rescate. Bomberos, voluntarios incluso ciudadanos particulares ponen en riesgo su vida para tratar de localizar un hilo de esperanza entre el amasijo de hormigón armado y polvo. Una búsqueda que en más de una ocasión ha dejado imágenes de consuelo. 

Quizá el más relevante haya sido el rescate de una bebé recién nacida. Su madre, Aafra dio a luz cuando aún permanecía atrapada bajo los escombros y no llegó a ver la cara de su hija. Cuando la localizaron, su cuerpo sin vida permanecía aún unido al cordón umbilical de su hija. Es el "bebé milagro" que ya está siendo atendida en una incubadora en un hospital infantil. Una bebé nacida apenas tres horas después del primer terremoto en el que se ha quedado huérfana: sus padres y sus cuatro hermanos han sido localizados sin vida. 

"Si nos salvas nos convertiremos en tus amigos el resto de nuestras vidas". Son las palabras que pronunció una pequeña mientras cuidaba de su hermano a la espera de que los equipos de rescate los salvaran. Pese a su corta edad, la niña trató en todo momento de proteger a a su hermano cubriendo su cabeza con su propio cuerpo. Ambos ya han sido atendidos de sus heridas, aunque les quedará una mayor que tardará mucho tiempo aún en sanar. 

"No te duermas, háblanos y te compro chocolate". Las labores de rescate para asistir a los niños han dado mucho de sí y han dejado imágenes de desesperación pero en las que los bomberos y voluntarios se han volcado para tratar de tranquilizar a unos niños que apenas son capaces de comprender lo que ha sucedido a su alrededor. A otro, los servicios le rescataron 'in extremis' tratando en todo momento de mantenerlo hidratado durante las labores de asistencia para asegurar que la estructura no pusiera aún más en peligro su vida a la hora de extraerlo. 

Es la cara y la cruz de un horror que, lejos de tocar a su fin, parece que a partir de ahora nos mostrará su cara más cruda. Los servicios de rescate, ahora más que nunca, deberán aferrarse a estas imágenes ante tanta masacre que les espera hasta concluir con las labores que se extenderán aún por tiempo indeterminado. 

Cuando la vida asoma en medio del desastre