De vuelta a sus raíces, los argusinejos descansan junto a su tierra

Las familias se vieron arropadas por un centenar de asistentes durante la ceremonia de colocación de las urnas

Apertura columbario Argusino (6)
photo_camera Apertura columbario Argusino (6)

Los ‘hijos de Argusino’ ya disponen de un espacio digno para el descanso. Ha tenido que discurrir más de medio siglo para que el desaparecido pueblo sayagués disponga de un digno hermano a poco más de 1,5 kilómetros del desaparecido cementerio que apenas sobresale cuando el nivel del embalse de Almendra permiten una tregua.

El columbario dispuesto en la ermita de Argusino con una capacidad para 35 nichos, acoge desde este sábado las cenizas de seis nativos del pueblo hayan podido descansar en la tierra que les vio nacer. Las familias se vieron arropadas por un centenar de asistentes durante la ceremonia de colocación de las urnas, un momento de lo más emotivo que fue oficiado por el párroco de Villar del Buey, Juan José Carbajo, tras la celebración de la misa.

Un columbario que cumple con uno de los principales objetivos marcados desde la fundación de la asociación cultural Argusino Vive de salvar el recuerdo del desaparecido municipio del olvido y de, a la vez, procurar un descanso digno para los que se vieron obligados a dejar atrás su tierra en la fecha límite de septiembre de 1957. Con ello no sólo abandonaban forzados su hogar, sino a los suyos protegidos bajo capas de hormigón que hoy continúan visitando cada vez que el pueblo emerge sobre las aguas del Tormes para descubrir un conjunto cada vez más erosionado.

Cinco meses después de ser bendecido, la estructura funeraria cumple con su diseño original, completamente vinilado gracias a la implicación personal de Alberto Almaraz, de Villamor de la Ladre, que acerca aún más el pueblo de Argusino mediante la impresión de una antigua instantánea del pueblo que en su día adquirió José Manuel Pardal a un fotógrafo de Fermoselle. Una panorámica que cubre buen parte del granito que sirve de puerta para cada uno de los nichos y que nos transporta a los tiempos del revelado en blanco y negro.

Una nueva jornada de hermanamiento en un momento en el que el pueblo se despedía también de José Manuel Fernández, presidente de la asociación, ante la presencia de la familia De Mena Blanco que cedió el terreno sobre el que ahora se erige el columbario diseñado por el arquitecto sayagués Germán Panero. Un legado que, tal y como se pronunció durante el acto, constituye también “un ejemplo de lucha por reivindicar lo que es su día se le negó al pueblo y que ni él ni ninguno de los nativos llegó a olvidar. Un legado digno de honrar y conservar”.

Como legado fue también cada uno de los enseres y artilugios que formaron parte del llamado “rincón de Argusino”. Elementos conservados a los largo de décadas por las familias como las antiguas labores escolares, cantareras, tronzadores, garlopas, potes y ochavas. Un doble viaje en el tiempo en un día de emociones a flor de piel, de lágrimas de dolor y orgullo. Hoy, Argusino se siente más pueblo logrando sobreponerse a su destino impuesto. Hoy, Argusino y los suyos ya descansan sabiendo que disponen de un lugar digno para los suyos. Hoy, más que nunca, Argusino vive de vuelta a sus raíces.

Apertura columbario Argusino (2)
Apertura columbario Argusino (2)

 

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