Zamoranos peregrinan a Lourdes en una experiencia de fe, servicio y esperanza

 Recorrieron los Vía Crucis acompañados por sus guías espirituales, compartiendo una fe que se hizo visible en el rostro de cada enfermo, en cada gesto de voluntariado, en la alegría juvenil que impregnaba cada rincón del Santuario
peregrinos de Zamora a Loudes
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Como cada año, la Hospitalidad de Lourdes de Zamora ha organizado la tradicional peregrinación al Santuario de la Virgen de Lourdes durante la primera semana de julio. Un encuentro de fe, comunidad y esperanza que ha congregado a hospitalarios, sacerdotes, seminaristas y fieles que, con alegría y recogimiento, han vivido una experiencia espiritual intensa a los pies de la Inmaculada Concepción.

Guiados por el consiliario de la Hospitalidad y acompañados por varios sacerdotes y un seminarista, los peregrinos participaron activamente en la programación del Santuario. Desde la emotiva misa de acogida con la imposición de medallas, hasta la celebración de la Misa Internacional, los actos litúrgicos estuvieron marcados por un profundo respeto, comunión y vivencia de la fe.

Los ritos propios de Lourdes como el del Agua, la Luz o el apoyo simbólico en la Roca —imagen bíblica del refugio en Dios— formaron parte del itinerario espiritual. También lo fueron la misa en la Gruta, el rezo diario del Rosario, la procesión eucarística hasta la Basílica de San Pío X y, especialmente, la conmovedora procesión mariana de las antorchas, donde los peregrinos, con sus banderas y estandartes, manifestaron su fe de forma pública, humilde y gozosa.

Momentos únicos y personales vivieron los peregrinos en oración, agradecimiento y ofrenda. Recorrieron los Vía Crucis acompañados por sus guías espirituales, compartiendo una fe que se hizo visible en el rostro de cada enfermo, en cada gesto de voluntariado, en la alegría juvenil que impregnaba cada rincón del Santuario. Una vez más, los carritos de los enfermos fueron altares móviles, testigos del amor de Dios que se hace cercano en la fragilidad.

No faltó el seguimiento del itinerario de Santa Bernardita, conociendo los lugares y personas claves en su vida y en sus encuentros con la Virgen María. En estos días se profundizó en los mensajes de Lourdes y los milagros que siguen alentando a los fieles a vivir con mayor fervor su fe.

Además, los peregrinos compartieron momentos de convivencia con otras Hospitalidades y enfermos, participaron en la adoración eucarística, recibieron el sacramento de la reconciliación y encontraron espacios de silencio y escucha interior, especialmente en la Capilla de la Adoración y en el punto de escucha dispuesto en este Año Jubilar.

Durante la peregrinación también se visitó la parroquia de Santa María de Tolosa, donde los peregrinos compartieron una jornada de oración, y se hizo una parada especial en Saint-Jean-Pied-de-Port, punto inicial del Camino de Santiago francés, desde donde tantos peregrinos inician su camino hacia la tumba del Apóstol.

No faltó tampoco la contemplación de la belleza de la creación, con excursiones a los parajes naturales de los Pirineos, que completaron esta experiencia física y espiritual. Cinco días intensos, paseando junto al río Gave, orando bajo la mirada de la majestuosa basílica y dejándose empapar por el espíritu de Lourdes: paz, compasión, acogida y esperanza.

En este Año Jubilar, los peregrinos zamoranos recorrieron también el Camino del Jubileo, abrazando la invitación a vivir la fe con mayor compromiso, profundidad y apertura al amor misericordioso de Dios.

Una peregrinación que ha sido, sin duda, un regalo del cielo para todos los participantes y una renovada llamada a vivir con alegría el Evangelio desde el servicio, la oración y la comunión.

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