Este centro era uno de los pocos espacios outlet que mantenía la firma en Castilla y León, y su cierre supone un duro golpe para el comercio zamorano, ya de por sí castigado por la despoblación y la pérdida progresiva de servicios. El local, frecuentado por clientes de la capital y del entorno rural, era una de las pocas opciones para adquirir productos de primeras marcas a precios rebajados.
Según han adelantado medios especializados como Xataka o El Cronista, el cierre responde a una estrategia nacional de El Corte Inglés para reducir superficie comercial física y apostar por un modelo más centrado en la experiencia de compra y el crecimiento del canal online.
La decisión no es un caso aislado: Vistalegre (Madrid), Boadilla del Monte y otros centros similares ya han cerrado sus puertas en los últimos años. En todos los casos, la compañía justifica su retirada como parte de un giro estratégico hacia tiendas más experienciales y un refuerzo del comercio digital.
Una tendencia que deja a Zamora atrás
Este cierre, aunque esperado en el marco de la estrategia del grupo, resalta una vez más la fragilidad del tejido comercial en la provincia. Mientras las grandes compañías apuestan por modelos urbanos y digitales, zonas como Zamora pierden servicios, empleos y capacidad de atracción comercial.
El impacto social y económico será notable, tanto por el volumen de trabajadores como por el flujo de clientes que cada día se acercaban al centro. Las asociaciones de consumidores locales ya advierten del efecto dominó que pueden tener estos cierres sobre otros establecimientos del entorno.
Aunque El Corte Inglés no ha confirmado oficialmente la fecha de clausura ni el futuro del espacio, fuentes internas señalan que el proceso ya está en marcha y se comunicará a los trabajadores en los próximos días.
Zamora, una vez más, ve cómo otra puerta se cierra sin alternativa clara. Y en este caso, es la de una de las marcas más reconocidas del comercio nacional.
