Durante la madrugada de este domingo 29 los relojes se adelantarán: a las dos serán las tres. Una hora menos de cuarentena. 60 minutos menos en treinta días de aislamiento (si no son más) pueden parecer una gota en el océano, pero es una hora menos, en definitiva.
El cambio de hora, como ya es sabido por casi todo el mundo, es un elemento de corrección que permite aprovechar más las horas de luz natural, con el consecuente ahorro de energía que esto produce. Esta mecánica se remonta a la década de los años 70 y la crisis del petróleo.
En el año 2018 la Unión Europea, esa que ahora es puesta en cuestión por tantos españoles que ven cómo algunos países (como Alemania u Holanda) se niegan a facilitar la perentoria ayuda que necesitan estados como Italia, España o Francia para luchar contra el coronavirus, planteó eliminar el cambio de hora estacional, un debate que decidió prorrogarse hasta 2021. La idea es que cada país decidiese en qué conjunto horario quería vivir.
En España la idea de que nuestro huso horario se adapte a nuestra posición geográfica -es decir, retrasando una hora nuestro actual horario- es una discusión que viene de lejos. Cabe recordar que, desde el 17 de marzo de 1940, el BOE de la España franquista publicó alineó su huso horario con el de Alemania. Desde entonces los relojes españoles, a excepción de las Islas Canarias, van una hora por delante. De ahí que nuestras costumbres, como las horas de las comidas, difieran tanto de nuestros vecinos europeos.
Por el momento, España mantiene su desfasado huso horario y no parece que en tiempos del coronavirus este sea un debate que saltará a la palestra. Lo dicho, esta madrugada a las 2:00 serán las 3:00 y se mantendrá dicho horario hasta el último fin de semana de octubre de 2020, cuando nuestros relojes retornen de nuevo al horario de invierno.