El rugido de los motores y los insistentes toques de claxon volvieron a convertirse en la banda sonora de una tarde festiva en Zamora. Decenas de camiones desfilaron este sábado por las principales avenidas de la ciudad para rendir homenaje a San Cristóbal, patrón de los transportistas, en una cita que mezcla tradición, compañerismo y reivindicación del papel esencial que desempeña el sector en la vida cotidiana.
Desde primera hora de la tarde, los camiones comenzaron a concentrarse en el Centro de Transportes, punto de partida de una caravana que no dejó indiferente a nadie. La comitiva, compuesta por vehículos decorados con globos, banderas de Zamora, de España y también de Portugal, puso rumbo a las calles zamoranas a las 16:00 horas, recorriendo un itinerario diseñado para evitar las zonas más afectadas por las obras actuales en la ciudad.
El trayecto —que incluyó tramos como la Avenida de Galicia, El Mengue, Trascastillo, Alfonso IX o Tres Cruces— se convirtió en una especie de desfile rodante donde los protagonistas no fueron solo los vehículos, sino también las familias enteras que participaron desde las cabinas. Abuelos, padres e hijos compartieron asiento y orgullo, dejando claro que el transporte por carretera es más que un oficio: es una forma de vida que se transmite entre generaciones.
Pese al estruendo, para muchos vecinos ya familiar, el acto dejó de nuevo una estampa de unión dentro del gremio. Una jornada de hermandad en la que, más allá del ruido, se escuchó el mensaje que los camioneros repiten cada año: sin ellos, el país se detiene.
