Este sábado, como cada último sábado de mayo, la ciudad de Zamora se despertó con el tradicional Gran Rosario de la Aurora, un evento que congrega a numerosos fieles en un recorrido de fe y devoción. A las 06:30 de la mañana, el sonido de las Ave Marías resonó en la Plaza Mayor, marcando el inicio de una procesión que se extendió por las pintorescas calles de Zamora hasta llegar a la iglesia de María Auxiliadora.
Los participantes, portando velas y entonando oraciones, avanzaron por el recorrido previsto, creando un ambiente de espiritualidad y comunidad. La procesión culminó en la iglesia de María Auxiliadora, donde se celebró una eucaristía especial.
La misa fue presidida por el obispo de Zamora, D. Fernando Valera, quien dirigió un emotivo sermón que resonó con los valores de unión y esperanza. La iglesia, llena de devotos, fue testigo de un acto de fe que ha perdurado a lo largo de los años, consolidándose como una tradición esencial en la vida religiosa de la ciudad.
Como es costumbre, el evento concluyó con una foto final del obispo junto a los organizadores y colaboradores, sellando el momento con un gesto de gratitud y reconocimiento por su esfuerzo y dedicación. Esta fotografía simboliza la culminación de un acto de devoción comunitaria y refuerza los lazos entre la iglesia y los fieles.