Zamora agradecía la presencia de la Reina Sofía en la sede del Banco de Alimentos, un lugar donde siete personas trabajan a diario para que los zamoranos y emigrantes en muchos casos puedan llevarse a sus casas la comida que han de procesar para alimentarse, para hacer que en un mundo en el que la desigualdad sigue siendo un verdadero problema al menos no lo parezca.
Natacha es la mujer que organiza pedidos y turnos, apoyos y llamadas, tanto para pedir como para comprar, ella es el alma máter del Banco de Alimentos de Zamora. Andrés Rincón es también el que podríamos llamar alma páter de una despensa que ha ayudado y ayuda a más de 3.000 familias zamoranas. No solo familias de Zamora necesitan ayuda sino también de todas partes de la provincia, lugares lejanos hasta donde también llega esta ayuda. Él, Andrés es la cabeza visible de una organización que se surte tanto del estado como de empresas y particulares para canalizar los alimentos necesarios para los más necesitados en Zamora y provincia.
Leche y aceite además de productos para bebés es lo más demandado. En las cámaras frigoríficas frigoríficas, mucho que conservar para repartir más tarde en los pedidos semanales, quincenales o mensuales que son el verdadero pulmón de energía para miles de personas necesitadas en la provincia de Zamora.
La guerra de Ucrania se ha notado también en el Banco de Alimentos y en muchos casos esa ha sido la única ayuda que han podido conseguir los refugiados de guerra, ayuda canalizada a través de ayuntamientos y ONG´S han tenido que aprovisionarse para ayudar a este otro colectivo de más de 200 personas que han llegado de nuevo a Zamora y provincia.
Los voluntarios, cinco en este momento, diez en otros y dos en momento de la pandemia Natacha y Andrés...ellos han resistido y aguantado todo el zafarrancho de combate que esta despensa de Zamora ha pedido.
Iglesias, Ayuntamientos, ONG´s, particulares y pobres en tránsito, han pasado por esa casa reacondicionada ( una nave en la carretera de Villalpando) para albergar la llamada "despensa" de Zamora, una casa en la que cualquiera puede tener un hueco de dependencia, las cosas no están para lujos y llegar a fin de mes a veces es tarea más que complicada.
Más de 200.000 kilos de ayuda en comida perecedera o no dan a conocer otra realidad de la Zamora en la que nunca pasa nada pero en la que también se pasa hambre, necesidad y vergüenza.