La falta de expectativas es la tónica general en el sector hostelero. En contraste con una restauración que ya siente el resurgir de esta época caracterizada por las comidas de empresa, los reencuentros entre familiares y las cenas con amigos, los alojamientos de la provincia y especialmente los de la capital no depositan esperanzas de cara a la campaña navideña.
Las previsiones que maneja AZEHOS contemplan números incluso por debajo del 60-65% de la ocupación que se registró en el pasado puente de la Constitución y en la que la combinación de diez largos días de fiesta y el mal tiempo jugaron -también la inflación- en contra. "Seguimos con la ilusión de que crezca pero no pinta bien", apunta su presidente Óscar Somoza.
Un sentir similar. El vicepresidente segundo y diputado delegado del área de Educación, Cultura, Deportes, Turismo y Promoción del Territorio, Jesús María Prada, habla de "falta de expectativas" en una provincia que no supone un gran mercado turístico, pese al aumento de atractivos como la iluminación de la capital que este año cuenta con interesantes novedades. Tampoco ayuda el hecho de que los días clave como son el 24, 25, 31 de diciembre y 1 de enero coincidan en fin de semana.
A día de hoy, los alojamientos depositan sus esperanzas en estas fechas en las que confían en llenar como en años pasados, si bien con reservas de última hora y siempre dependiendo de la climatología. A día de hoy las reservas se sitúan en torno al 50 a 60% en fechas como Nochebuena y Nochevieja. Unas cifras en claro contraste con el resto de las Navidades que se prolongan durante algo más de dos semanas y con el día 26 como festivo al trasladar Castilla y León la celebración de la Navidad.
Peores son las cifras del resto de la semana en las que algunos alojamientos de la capital hablan de incluso un 25 o 30% de reservas a día de hoy, mientras los más optimistas no llegan a la mitad de la ocupación. "Son muy flojas las Navidades". Desde los hoteles apuntan además al hecho de que "son épocas de familia" que sólo invita a que se llenen con clientes habituales que tienen familiares en Zamora y que les resulta más cómodo alojarse por una ó dos noches, si bien "no se suele extender al resto de la semana".
En el caso de alojamientos rurales la escasa ocupación se concentrará también en los fines de semana coincidiendo con los días festivos: "No hay mucho movimiento. En las fechas en las que estamos hay muy pocas reservas". Otros apuntan a que ni siquiera han recibido reservas más allá de los días 24 y 31 de diciembre. Unas desalentadoras previsiones en tiempos convulsos en los que la restauración debe hacer frente a aumento de los costes de materias primas y de la energía.