
Aunque el casco antiguo de Zamora nunca ha sido una zona "atestada" de servicios, la oferta comercial que ofrece ha decaído tanto en las dos últimas décadas que ni siquiera la revitalización del turismo se ha traducido en más negocios orientados al sector hostelero, turístico o cultural.
Las tiendas han ido menguando al mismo ritmo que lo hace la población. En el casco antiguo de Zamora no hay peluquerías, ni ferreterías, ni droguerías, ni pescadería o carnicería. Si se mantienen algunas pequeñas tiendas de alimentación y solo un kiosko porque el de la zona de la Catedral ha cerrado para trasladarse a la Amargura, una calle con mayor afluencia de viandantes.
Los vecinos tienen la impresión de que el casco histórico zamorano se orienta cada vez más a satisfacer al turista en detrimento de los servicios que deben disponer los habitantes de esa zona de la ciudad.
Hasta el Grupo Municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Zamora llevó a pleno una moción para impulsar un nuevo Plan Especial del casco histórico. El objetivo: favorecer la instalación de negocios y recuperar el atractivo de vivir en el barrio. Por el momento, el Consistorio no ha planteado ninguna propuesta al respecto.
Aunque el problema también se extiende a otras zonas de la capital. En la calle Alfonso III El Magno, en el entorno del Mercado de Abastos, solo queda un negocio. Desaparecieron las tiendas de jabones, de vestidos novias, electrodomésticos, que se trasladó la Avenida Príncipe de Asturias, y solo queda un establecimiento de venta de animales. San Torcuato también está en "venta" o en "alquiler" y las únicas arterias comerciales que mantienen un pulso con cada vez menos "latidos" son las calles Santa Clara y Tres Cruces. Y todo en menos de 20 años.
