La devoción pudo con el calor en Toro, aunque este año la tradicional romería del Lunes de Pentecostés dejó una imagen algo más comedida que en otras ediciones. Desde primera hora de la mañana, vecinos y fieles comenzaron a acercarse a la pradera del Cristo, donde la ermita de Santa María de la Vega acogió una intensa jornada litúrgica en honor al patrón local, el Cristo de las Batallas.
La programación arrancó a las 8.00 de la mañana con la primera de las misas, a la que siguieron varios oficios religiosos a lo largo de la mañana, muchos de ellos dedicados a asociaciones solidarias como Cruz Roja, la Asociación Unidos Contra el Cáncer de Toro y Provincia de Zamora (UCCTA), la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) o la Fraternidad Católica de Enfermos. El momento más concurrido de la jornada llegó a mediodía, con la Misa de Fiesta, que como cada año reunió a decenas de devotos bajo un sol que apretaba ya con fuerza.
La ceremonia estuvo presidida por los abades en ejercicio de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Batallas y contó con la presencia de representantes del Ayuntamiento de Toro. Pese a que la participación fue notable, muchos reconocieron que las altas temperaturas desanimaron a parte de los habituales romeros.
Con el paso de las horas, la pradera del Cristo fue cogiendo ambiente, aunque sin alcanzar la masiva asistencia de otros años. Las sombras de los árboles se convirtieron en improvisados refugios donde familias y cuadrillas compartieron comida, charla y tradición, manteniendo viva una de las celebraciones más arraigadas en la ciudad.
