El Palacio toresano de Bustamante se suma a la lista roja de Patrimonio

El edificio del siglo XV requiere una intervención urgente con parte del oratorio está derrumbado, así como otras estancias del palacio
Estado actual del Palacio de Bustamante. Fotografía: Hispania Nostra
photo_camera Estado actual del Palacio de Bustamante. Fotografía: Hispania Nostra

Toro y la provincia suman desde esta semana un nuevo monumento más a la lista roja de conservación de Patrimonio. La Asociación Hispania Nostra ha considerado el estado de conservación del Palacio de Bustamante, construido a mitad del siglo XV, que requiere de una intervención urgente. 

El palacio permanece en la actualidad casi oculto bajo un andamio de forjado que cubre toda la fachada del edificio para evitar que se derrumbe hacia la calle. Parte del oratorio está derrumbado, así como otras estancias del palacio. Sus reformas más recientes datan del año 2007, cuando tras ser adquirido por un propietario particular, se planteó un proyecto para convertirlo en establecimiento hotelero.

Pero la excesiva inversión que requería el proyecto abocó a dejar la reforma del edificio inacabada, si bien si se acometieron una serie de intervenciones en fachadas y cubiertas.

El palacio, ubicado cerca de la iglesia de San Sebastián y el Palacio de los Deportes, presenta una estructura y orden similares al de otros palacios del municipio toresano. Conserva la fachada, realizada en su totalidad a partir de ladrillo, a excepción de la portada, construida en piedra decorada con clavos floreados. La puerta de poniente está formada por un arco de medio punto con alfiz del siglo XVI mientras que el el patio central, con pilares ochavados y los enchinarrados del suelo que diseñan grandes círculos con flores. En ambas portadas y en las esquinas del edificio se conservan todavía los escudos de los Bustamante.

La historia del Palacio de Bustamante se vincula a Pedro I “El Cruel”, puesto que se tiene constancia de que Inés Gómez, vecina de Villalpando, vendió en el año 1460 el edificio, a García Alonso de Ulloa, cuyo mayorazgo fue heredado por Guiomar de Ulloa.

Sin herederos, el palacio y otras propiedades quedaron bajo el control del monasterio de Sancti Spiritus, que a su vez lo vendió a Félix de Ribera Velázquez en 1672. Velázquez luego hizo convertir en oratorio una dependencia donde vivía Santa Teresa de Jesús. Era amigo íntimo de Guiomar de Ulloa. Además de que una lápida en el exterior del edificio lleva una inscripción que así lo atestigua, la habitación que utilizó el santo abulense aún se conserva en una de las esquinas del palacio y está perfectamente diferenciada del resto de estancias.

Diego de Bustamante, propietario del edificio en el siglo XVII que vendió la propiedad en 1690, tomó la decisión de conservar la sala en su estado original cuando albergó a la monja fundadora de las Carmelitas Descalzas.
El barón de Covadonga acabó convirtiéndose en propietario de la propiedad. Fue adquirido por un empresario de Tores en 2007 antes de ser incautado recientemente.

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