La jornada ha contado con la participación destacada de fieles y cofrades en la Adoración Nocturna, la Cofradía del Santo Entierro, la Cofradía de la Virgen de la Soledad y la Hermandad de Jesús Nazareno, que han vuelto a bordar un ritual cargado de emoción y belleza plástica.
08:30 h – Vía Crucis de la Adoración Nocturna
La mañana arrancó en la Iglesia de San Juan Bautista, donde las Adoradoras Nocturnas rezaron las catorce estaciones del Vía Crucis ante el Monumento al Santísimo Sacramento. En un acto íntimo y silencioso, sus súplicas y letanías recorrieron cada uno de los pasos litúrgicos, desde la condena de Jesús hasta su sepulcro, poniendo de manifiesto la devoción permanente de este grupo que vela el Misterio desde el amanecer.
11:15 h – Celebración del Descendimiento
A las 11:15, en la Iglesia de Santa María del Castillo, tuvo lugar el Descendimiento de Jesús, una ceremonia recuperada en 2015 por la Cofradía del Santo Entierro y convertida ya en uno de los hitos emotivos del Viernes Santo. Los cofrades, ataviados con sus hábitos tradicionales, descolgaron con solemnidad la imagen del Cristo Yacente para presentarla ante su Madre, la Virgen de la Soledad. Tras el abrazo mudo de la Madre y el Hijo, el cuerpo de Cristo fue depositado en la urna que lo custodiará hasta el Domingo de Resurrección.
12:00 h – Solemne Traslado del Santo Sepulcro
Poco después, el cortejo se trasladó por las calles del casco antiguo en el Solemne Traslado del Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad. Partiendo de Santa María del Castillo, el cortejo avanzó entre un gran vendaval que hizo que los hermanos tuvieran que sujetar el manto de la Virgen a la mesa procesional, por la Plaza Mayor, continuó por la calle Derecha de Salamanca y concluyó en la Iglesia de San Juan Bautista. Frente a la mirada emocionada de cientos de vecinos, costaleros y nazarenos de las tres cofradías compartieron la carga del paso, marcando el compás al son de tambores y cornetas que subrayaron la gravedad del momento.
Tradición viva
Los actos de este Viernes Santo en Fuentesaúco reflejan la perfecta armonía entre el recogimiento y la pujanza de la devoción local. Cada estación, cada gesto y cada nota musical recuerdan la centralidad de la Pasión en la vida de la comunidad, reafirmando año tras año el valor de una tradición que se renueva generación tras generación. Con el Santo Sepulcro ya instalado en San Juan Bautista, los cofades y fieles ultiman ya los preparativos para la Vigilia Pascual, momento en el que volverá a estallar la alegría de la Resurrección.
