La historia de un amor no correspondido volcada en 26 poemas, con un título que deja poco margen para la imaginación, "Alma sangrienta y olvidada", podría ser un libro más si no fuera por la mujer que se esconde detrás.
Ausra Cesaityte, a la que todo el mundo conoce en Alcañices como Saray, es una emigrante lituana capaz de escribir poemas en castellano sin dominar al cien por cien el idioma.
Confiesa que las palabras le rondan la cabeza a todas horas y necesita plasmarlas, gritar al mundo su tristeza por una vida dura y su felicidad por la segunda oportunidad que le ha brindado una nueva relación.
Madre soltera de dos adolescentes, llegó a Castro de Alcañices, pueblo natal del padre de sus hijos, en 2004 y logró encontrar empleo en el matadero de San Vitero. La estabilidad consiguió que retomara la escritura, una pasión que abandonó tras dejar atrás su Lituania natal en 2002.
La marcha de su entonces pareja al extranjero por trabajo, la embarcó en la profunda tristeza que destilan sus poemas, un alma olvidada que volvió a encontrar el amor y que de nuevo se quedó sola. Su sufrimiento se vio agravado por la Covid, el virus que la ha dejado sin olfato, con dolores de huesos y secuelas neurológicas que, a veces, le dejan la mente en blanco, sin palabras con las que poder expresarse.
La pandemia la ha dejado también sin empleo tras el cierre del matadero de San Vitero, otro obstáculo en el camino de una mujer que no se da por vencida y por cuya cabeza rondan nuevos proyectos en forma de un tercer libro con lo que ella llama "poemas perdidos", los que vierte en los cuadernos que compra para sus hijos cada curso escolar.
"Alma sangrienta y olvidada", que edita Círculo Rojo, recoge parte de esas vivencias, que tendrán una segunda parte, aunque el sufrimiento que le ha dejado el coronavirus lo ha volcado en un diario que puede que vea la luz algún día. "Las palabras se pierden", asegura, por eso quiere reunirlas en un libro con el fin de dejar un legado a sus hijos. "Quiero que se sientan orgullosos de su madre", subraya, para añadir que "mi deseo es que vean que me preocupo de aprender el idioma y conocer las tradiciones" de una comarca que dice que adora.
Su amor por Aliste si ha sido correspondido y su libro lo ha donado a la biblioteca que están creando dos vecinas de Castro de Alcañices. "Quería agradecer a los vecinos que me hicieran sentir una más y me acogieran con tanto cariño", declara Saray.
Relata que en la escuela de su país, donde dejó a su madre y dos hermanos, ya escribía, pero al llegar a Cataluña en 2002 en busca de un futuro mejor, aparcó su vocación. Casi 16 años después, una amiga valenciana la animó a seguir escribiendo, y tras unirse a varios grupos de escritura en las redes sociales, creó su propio espacio en Facebook, "Mi salvación", una tabla a la que se agarró para sobrellevar una vida que, reconoce, no ha sido "un camino de rosas".
Su historia podría haber sido la de miles de emigrantes que dejan sus respectivos países en busca de oportunidades y pierden su identidad en una ruta que suma trabajos precarios y discriminación, pero su vocación y sensibilidad han logrado romper tópicos y unos cuantos moldes.