jueves. 25.04.2024
Davide Martello junto a su piano improvisado
Davide Martello junto a su piano improvisado

Música para el alma y el corazón. Música para apaciguar y animar. Música para recibir a una refugiados que llegan huyendo del horror de una guerra y con la esperanza de iniciar una nueva vida, en muchos casos transitoria, pero al fin y al cabo con la esperanza de dejar atrás los momentos de pánico vividos. 

Música que surge de las entradas de un piano de cola construido por el músico Davide Martello, con la firme intención de llevar un poco de sosiego a los que más lo necesitan. El éxodo desatado tras la invasión rusa deja ya más de cinco millones de desplazados y siete millones a nivel interno. Las heridas que sanar son muchas y con esa intención se sienta sobre su piano mañana tras mañana, sin apenas descanso, acariciando las teclas y tirando de memoria el pianista alemán de origen italiano. 

Sin partituras, Davide sobre un llamativo piano que también es símbolo de este éxodo. Los acabados "rudos" del instrumento contrastan con la dulzura de temas como "Imagine" con los que el músico ya se dio a conocer y que suponen un auténtico canto a la paz en momentos de guerra. Davide se sienta en su piano durante horas en una plaza de la fronteriza ciudad de Medyka, entre el ir y venir de voluntarios y refugiados, vecinos y vehículos particulares que se suman a la oleada de ayuda. 

Los ojos de medio mundo, también de los medios se han posado sobre el piano de este alemán que luce el símbolo de la paz y que ha captado la atención de focos y objetivos, pero sobre todo de los sentidos de los que allí pasan horas entre llegadas, trámites, comida, refugio y esperas. Entre las temperaturas gélidas de la noche y bebidas calientes que se amontonan sobre el atril de Martello. 

Polonia sigue luchando por atender a los más de tres millones de refugiados que han optado por quedarse en la tierra vecina, con la esperanza de algún día poder regresar, pero buena parte los casi 5,26 millones de desplazados que han optado por abandonar Ucrania lo han hecho a través de la frontera con Polonia, la más grande con 529 kilómetros. 

Martello también ha actuado en otros puntos, como en la estación de Lviv. Hace semanas que cogió su caravana y a su gato y emprendió marcha rumbo a esta ciudad polaca en la que ofrece consuelo y en la que el sonido de su particular piano parece superar al de las bombas y apacigua el de los llantos.

Los niños se amontonan frente a Martello, muchos dejan a un lado las lágrimas y abren los ojos ante el consuelo que les ofrece la música. Notas de paz en tiempos de guerra. 

Davide Martello junto a su piano improvisado
Davide Martello junto a su piano improvisado

 

Música para recibir a los ucranianos en la frontera de Polonia