Mariano Fernández es zamorano y escritor cuando puede. En su tiempo libre. Escribe por placer y disfruta haciéndolo, algo que hace de corazón. Toda su vida ha sido camarero; ahora trabaja temporalmente en “parques y jardines” y siempre encuentra un hueco para hacer lo que más le gusta.
Recientemente ha publicado su segunda novela, “Aratoy: una crónica leonesa”, un libro que le ha costado dos años de trabajo. Entre sus páginas, el lector puede encontrar “un poco de todo”. Historia, ficción, sentimientos, amor, odio e inquietudes, “todo aquello que nos convierte en humanos, tanto lo bueno como lo malo”.
Este trabajo llegó de casualidad porque un día leyó un artículo sobre Aratoy y cómo cambió su curso en el año 949 como consecuencia de un acontecimiento natural, “por ese tiempo estaba leyendo historia del rey Ramiro II de León, monarca leonés durante 20 años, 931-951. Uniendo lo narrado en los anales y la historia de Ramiro comencé a escribir la novela”.
Un libro sobre la historia, pero también sobre sentimientos. Un trabajo de dos años que ha requerido documentación con personajes y sucesos que narra Fernández entre sus páginas. Un relato coherente y sencillo de leer para seguir conociendo las raíces.
Y es que, este zamorano es amante de todo lo que ocurrió. “Una de mis mayores pasiones es la historia, otra mi tierra. Llegados a este punto, quizás pueda dar la impresión de que es una obra leonesista. Y tal vez sea verdad. Uno de los objetivos de la novela es poner en valor la historia de esta tierra tan dejada de la mano de Dios... y de nuestros políticos. Me refiero a todos los territorios que formaron el antiguo e histórico Reino Leonés, y, por lo que más me atañe, imagino que a todos los zamoranos, a esta provincia tan despreciada y ninguneada por muchos”. Otra manera de recordar que esta zona del país está en el mapa y que cuenta con mucha historia y tradición.
Para Fernández, este libro es “un sueño: que, a pesar de todos nuestros defectos, de nuestras sombras, nos sintamos todos orgullosos de nuestros logros, de todo aquello que nos convirtió en lo que somos, y que seamos capaces de desterrar nuestros miedos, nuestras miserias... y de cantarle al viento nuestras victorias."
Compagina su tiempo libre con la escritura. Siempre busca un hueco de su día para poder escribir. O lo intenta. Sacarlo a la luz es un gesto heroico, como desnudarse en un escenario repleto de público, sin embargo, “pocas cosas son tan satisfactorias, hablo por mí, como ver una obra escrita tuya, por humilde que sea en el escaparate de una librería”.
