Los belenes son una tradición centenaria, también un vehículo para fomentar el turismo y las raíces durante la época navideña. Un elemento característico de los hogares de Zamora, también en sus calles donde se esconden muchas horas de trabajo. Un imprescindible para disfrutar de la Navidad. Fermoselle ha instalado dos nacimientos a los que no les falta detalle; dos belenes con "un trabajo minucioso digno de admirar", tal y como han señalado desde el consistorio.
Uno se encuentra en el cabildo de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Un montaje tradicional donde se ha cuidado absolutamente todo; desde el huerto a la carnicería, la alfarería, el pan, la ropa tendida... una decoración y ambientación más que lograda que capta todas las miradas. Un gesto para poner en valor todo aquello que hacíamos cuando éramos niños y seguimos haciendo. Para no olvidar el espíritu de la Navidad.
La pieza central de todo belén es, lógicamente, el pesebre con el nacimiento pero ya no es la única. Con el tiempo, la variedad de figuras ha ido creciendo y se pueden crear pueblos enteros con labradores, artesanos, familias y soldados romanos. La magia de la Navidad llega a todos los rincones; la ruta 'belenista' en Fermoselle continúa en Santa Colomba, donde los dueños del bar han colocado cada año su Nacimiento en las escaleras del templo.
Dos alternativas para ser un atrayente para esta zona de la España vaciada de la que pocos se acuerdan. Una tradición navideña para compartir con otros; junto con los árboles de Navidad, los bastones de caramelos, las tarjetas y los villancicos, toman protagonismo en Zamora, los belenes. La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo fue en la Nochebuena de 1223, realizado por San Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio. Con el tiempo, ha ido evolucionando y transformándose hasta nuestros tiempos.
Otro atractivo es su árbol de Navidad instalado en la Plaza Mayor, que rinde homenaje a los vecinos que han paseado por las calles del 'Balcón del Duero'. Pero donde los motes son los protagonistas. En total, más de 400 corazones bordados que decoran el centro del municipio gracias a la labor de las mujeres voluntarias de la Asociación de Fermoselle.
