
9 de julio de 2022, 13:20
Los vándalos ya no respetan nada. Desde puntos de reparación de bicicletas hasta lugares de culto. Ya nada dura ni nada permanece. Un grafiti ha aparecido en la Iglesia del municipio de Bretó de la Ribera alterando este lugar de rezo.
Un espacio que sigue en pie desde el siglo XVIII y que se encuentra ubicado en uno de los centros fluviales de la cuenca del Duero, donde confluyen los ríos Esla, Órbigo y Tera.
Sus más de 200 habitantes han visto dañado este espacio por artistas callejeros que no dan tregua y que tampoco reciben castigo. Por eso siguen destrozando. Incluso lugares que deberían respetarse.