La provincia parece comenzar a dejar atrás dos años de extrema sequía que han venido marcados por un 2022 histórico y que dejó al mínimo el nivel de los embalses. Una situación que se agravó aún más a mediados del mes de septiembre con el trasvase de agua a Portugal dentro del Acuerdo de Albufeira y que afectó especialmente al nivel de las presas de Roicobayo y Almendra.
Las lluvias caídas a lo largo de la última parte del otoño y el inicio del invierno y especialmente los episodios torrenciales han contribuido a que los embalses recuperen buena parte de su cauda. Actualmente se sitúan al 68,3% de su capacidad con un total de 1.206 hectómetros cúbicos, situándose por encima de la media de los diez últimos años.
La capacidad de los embalses de la provincia se sitúa también 17 puntos por encima del nivel de los embalses del conjunto de la cuenca del Duero que se sitúa, según el último informe del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en el 50,8%.
El embalse de Villalcampo y Castro se sitúan al 96% de su capacidad con un total de 64 y 26 hectómetros cúbicos, respectivamente, y también se encuentran por encima de la media del último decenio. Por contra, el embalse de Ricobayo con 642 hectómetros cúbicos y el 60,44% de agua embalsada posee la peor situación, dejando atrás el 19,5% que llegó a alcanzar poco antes de que el Gobierno paralizara el trasvase que no llegó a completarse.
El embalse de Cernadilla se sitúa al 74,5% de su capacidad con 190 hectómetros cúbicos de agua embalsada, similar al de Nuestra Señora de Agavanzal con el 75% y 27 hectómetros cúbicos acumulados. Por último, el de Valparaíso se sitúa al 92% de su capacidad con 156hm3.
