La miel sigue un proceso natural para su elaboración y no precisa ningún tipo de transformación industrial, pero no ha escapado de las consecuencias del desorbitado precio de la luz.
Si los apicultores del entorno de la Sierra de la Culebra han visto como un incendio de enormes dimensiones convertía en ceniza sus colmenas, el sector se enfrenta ahora a otro problema: no hay tarros de cristal para envasar y vender la miel. Se trata de una consecuencia inesperada de la escalada de los costes energéticos, aunque no es la única razón, según Paco Alonso, cabeza visible de la Asociación Apis Durii. "Ha habido una rotura de stock en el sector del vidrio y, ahora mismo, no se está fabricando", explica. Solamente se produce para bodega y conserva. El alto coste de los carburantes tampoco ayuda porque encarece, y mucho, la distribución.
Una de las causas de esta falta de vidrio es el alto coste de la energía que repercute de forma inesperada en actividades como la de la producción de miel, un producto natural que pasa del panal a la mesa pero que, para comercializarse, precisa un envase adecuado. "Ahora estamos utilizando tarros de conserva recto", asegura Paco Alonso.
Sin necesidad de alarmar, esta rotura de stock preocupa en Zamora a un sector que produce medio millón de kilos de miel al año, aunque en 2022 a causa de la sequía la producción no superará los 350 mil kilos, según las previsiones del secretario de Apis Durii, Francisco Alonso.
El problema afecta a toda España. Los primeros en dar la voz de alarma han sido los apicultores de la comarca del Eume, en A Coruña. La fábrica que les suministraba tarros donde envasan su miel paró la actividad antes de la época estival y no han podido hacer más pedidos, según recoge 20Minutos.
En Zamora se precisarían más de 200.000 tarros de cristal, pero su escasez no hace peligrar las ventas porque se utilizan otros envases, pero el secretario de Apis Durii, Francisco Alonso, avanza que tendrán que subir los precios de la miel. "El precio de los tarros se ha duplicado", recalca Alonso, una subida a la que se une el incremento de costes en tratamientos y alimentación.
"No creo que pueda venderse un tarro de miel por menos de 8 euros", asegura Francisco Alonso. Por debajo de ese precio debería "hacer sospechar al consumidor de que no se trata de miel de Zamora", añade el secretario de la Asociación Apis Durii. "Las cuentas no cuadran y con una producción raquítica este año por la sequía, no creo que se venda por menos de 8 euros", subraya Alonso. "Aunque no nos guste, el precio asegura la calidad de las mieles de Zamora", zanja.