Se despejó la incógnita. Los restos del cohete chino Larga Marcha 5B, que orbitaba la Tierra sin control, reentraron en la atmósfera terrestre durante la madrugada del sábado al domingo (hora española) y cayendo en torno a las islas Maldivas, en el océano Índico, al sur de La India, según apunta la prensa local, citada por LaSexta y Efe.
La mayor parte de los restos de la nave se desintegraron al colisionar con la atmósfera terrestre.
El tamaño del cohete, con una masa estimada de hasta 21 toneladas y un tamaño de unos 30 metros, y la velocidad a la que avanzaba -unos 28.000 kilómetros por hora- puso en alerta a los servicios de vigilancia espacial más importantes del mundo, entre ellos el Pentágono o el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST), informa LaSexta.
El cohete había sido lanzado la pasada semana por el país asiático para enviar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial. Está considerado por los expertos como uno de los mayores desechos que reentrarían en la atmósfera, y de ahí su vigilancia continuada. Al final, todo quedó en un susto y los restos del cohete no provocaron daños a la población de ninguna parte del mundo.