El monarca comenzó su discurso recordando las devastadoras riadas que golpearon el este y sur de España hace pocos meses, afectando especialmente a Valencia. Expresó su respeto por las víctimas y su solidaridad con los afectados, subrayando el impacto de estas tragedias en la vida de miles de personas que vieron sus hogares, trabajos y comunidades reducidos a escombros. Este recordatorio sirvió como punto de partida para reflexionar sobre el espíritu solidario que emergió tras la tragedia y que “sirve de ejemplo para fortalecernos como sociedad”.
El Rey destacó el papel fundamental de los vecinos, voluntarios y profesionales que, en un acto de humanidad y solidaridad, ayudaron a quienes lo necesitaban. Desde abrir sus casas a los más vulnerables hasta las labores de rescate realizadas por equipos de emergencias, cuerpos de seguridad y fuerzas armadas, el monarca hizo un reconocimiento a la colaboración ciudadana y la respuesta colectiva ante la adversidad. Mencionó también la importancia de que las administraciones trabajen de manera coordinada para garantizar la recuperación de las comunidades afectadas, subrayando la necesidad de actuar con eficacia y responsabilidad.
En su mensaje, el Rey reflexionó sobre el concepto del bien común, una idea que consideró esencial para la convivencia y el progreso. Explicó que, a pesar de las diferencias y desencuentros, la sociedad española tiene clara la importancia de proteger aquello que beneficia a todos. Felipe VI destacó que este sentido del bien común debe reflejarse en las decisiones políticas y en la acción de las instituciones, promoviendo siempre el consenso y el diálogo como bases de la democracia.
El monarca también abordó cuestiones de gran relevancia para España en la actualidad. Uno de los temas principales fue la inmigración, que describió como un fenómeno complejo y sensible, pero también como una realidad cotidiana que requiere una gestión adecuada. Subrayó la importancia de integrar a los inmigrantes en la sociedad, respetar las leyes y combatir las redes de tráfico de personas. Felipe VI llamó a la coordinación con los países europeos y de origen para abordar este reto, destacando que la manera en que se gestione este fenómeno dirá mucho sobre los principios y valores democráticos de España.
Otro tema destacado fue el acceso a la vivienda, una de las mayores preocupaciones de los jóvenes. El Rey señaló que la demanda de vivienda en las grandes ciudades supera a la oferta, lo que dificulta a muchas personas, especialmente a los más jóvenes y vulnerables, encontrar un hogar en condiciones asumibles. Instó a todos los actores implicados a reflexionar y dialogar para encontrar soluciones efectivas que permitan garantizar este derecho básico, que es fundamental para el bienestar y la estabilidad de las familias.
En cuanto al contexto internacional, Felipe VI destacó los desafíos globales que afectan a España, como las crisis climáticas, la transición energética y la defensa de los derechos humanos. Subrayó la importancia de que España, junto con sus socios europeos, siga defendiendo los valores democráticos y el multilateralismo como base para afrontar estos retos. Además, enfatizó que Europa sigue siendo una referencia esencial para el país, tanto en términos políticos como culturales, y que es fundamental preservar esta identidad compartida.
El Rey dedicó parte de su mensaje a la importancia de la Constitución de 1978, calificándola como el gran pacto de convivencia sobre el que se asienta la democracia española. Resaltó que el espíritu de consenso que inspiró la Constitución debe mantenerse vivo para fortalecer las instituciones y preservar la confianza de la ciudadanía. Subrayó que el diálogo y la generosidad son fundamentales para superar las diferencias y avanzar como sociedad.
En su mensaje, también dedicó un espacio especial a la juventud, a quienes describió como el futuro de España. Reconoció su esfuerzo en ámbitos como el deporte, la ciencia y la educación, así como su compromiso con la igualdad y la sostenibilidad. El monarca destacó cómo los jóvenes han demostrado su solidaridad y compromiso en momentos de crisis, como las riadas, lo que refuerza la esperanza en el futuro del país.
Felipe VI concluyó su discurso haciendo un llamado a la serenidad y al entendimiento, tanto en la esfera pública como en la vida cotidiana. Insistió en la importancia de preservar el espíritu de solidaridad y comunidad que ha caracterizado a España en los momentos difíciles. Deseó a todos los españoles una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo, recordando que el trabajo conjunto y el compromiso con el bien común son la clave para superar los retos presentes y futuros.
Este mensaje navideño no solo reflejó las preocupaciones del Rey sobre los desafíos actuales, sino también su visión optimista sobre el potencial de España y su confianza en la capacidad de los españoles para construir un futuro mejor. Desde la solidaridad ante la tragedia hasta la defensa de los valores democráticos, el mensaje del monarca subraya la importancia de la unidad, el consenso y el compromiso colectivo como pilares fundamentales para el progreso de la nación.