En 2023, se registraron 7.280 nuevos pacientes que comenzaron tratamiento sustitutivo renal, lo que refleja la alta prevalencia de la Enfermedad Renal Crónica (ERC) en España. De estos, un 7% lo hizo directamente mediante un trasplante renal, sin necesidad de pasar por diálisis. Este dato es significativo, ya que subraya los avances en la medicina renal, en especial en el trasplante, que se considera la opción con mejores resultados en términos de calidad de vida y supervivencia para los pacientes.
En total, al finalizar 2023 había 67.625 pacientes en tratamiento renal sustitutivo, de los cuales más de la mitad (56%) vivían con un trasplante renal funcional. Y en 2024 se registraron 4.049 personas que recibieron un trasplante renal. Estos datos reflejan un avance importante en la lucha contra la ERC, aunque los profesionales de la salud alertan sobre la necesidad de continuar trabajando en la prevención y el diagnóstico temprano de la enfermedad para evitar que más personas lleguen a necesitar estos tratamientos.
La ERC es una enfermedad compleja que afecta a una parte considerable de la población. Aunque las tasas de incidencia y prevalencia parecen haberse estabilizado en los últimos años, los expertos siguen considerando que la carga de esta patología es alta, y su detección precoz es fundamental. Para ello, el Proyecto ATRAE, impulsado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Sociedad Española de Nefrología (SEN), busca mejorar la indicación del trasplante renal por parte de los médicos.
Un aspecto clave para combatir la ERC es la prevención, que resulta ser más económica de lo que muchos podrían pensar. Se ha resaltado que realizar pruebas básicas como la medición de creatinina plasmática o el análisis de albúmina en orina a personas con factores de riesgo o mayores de 50 años cuesta menos de un euro por persona, pero puede ayudar a detectar la enfermedad a tiempo y prevenir su avance hacia formas más graves que requieren tratamientos costosos y complejos.
Por otro lado, la creación de un Plan Nacional de Salud Renal dentro de la Estrategia de Cronicidad es uno de los pasos clave propuestos para mejorar la situación. Este plan busca fomentar hábitos de vida saludables, promover la detección temprana de la enfermedad y asegurar un manejo adecuado de factores como la hipertensión y la diabetes, que son responsables de gran parte de los casos de ERC.