La venta de purpurina estará prohibida a partir de mediados de octubre, tal y como lo ha comunicado la Comisión Europea con el objetivo de reducir la liberación de microplásticos al medio ambiente. Y es que, se estima que solamente en la Unión Europea, cada año se liberan más de 42.000 toneladas.
Los microplásticos no se eliminan cuando llegan al medioambiente, lo que supone que peces y mariscos los consuman, y, el consecuencia, también lo haga el ser humano como parte de la cadena alimentaria. Por lo tanto, la nueva normativa afectará al material de relleno granular utilizado en superficies deportivas sintéticas, así como cosméticos, dentífricos, detergentes, suavizantes, fertilizantes, juguetes, medicamentos o productos sanitarios.
Esta normativa busca cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y reducir así la contaminación por microplásticos en un 30% de aquí a 2030. La primera de las medidas, como la prohibición de la purpurina no adherente, entrará en vigor en un plazo máximo de 20 días.