El hecho pone los pelos de punta. Una mujer de 70 años fue declarada muerta el pasado 20 de octubre en un hospital de Bangkok. Sufría un bocio severo y dejó de respirar en un momento dado, de tal forma que el médico dejó que su familia preparara el cuerpo para un funeral budista y la mantuvieron en un ataúd frío en un templo de la ciudad durante tres días, según informa el diario "20 Minutos" citando al medio tailandés Bangkok Jack.
Sin embargo, el 23 de octubre, justo antes de que el cuerpo fuera a ser trasladado al incinerador, su esposo, comenzó a lavarle la cara y notó que su esposa respiraba suavemente y que sus ojos parpadeaban. De inmediato solicitó ayuda y los paramédicos declararon que su mujer aún vivía, para alegría del esposo.
"Después de que dejara de respirar el domingo, la metimos en el ataúd y pensé que era extraño que su cuerpo no estuviera rígido. La bañé y su cuerpo aún se movía", indicó el esposo.
"Luego, durante el funeral, fui la última persona en tocarla antes de la cremación. Recé para que viviera una próxima vida feliz y luego vi que sus ojos comenzaban a moverse ", ha declarado a medios locales Thawin Sopajorn.
