Las mejores opciones para usar en la cocina
Si bien es cierto que el aceite de oliva virgen extra es una de las mejores grasas que podemos usar en la cocina, un aceite con numerosos beneficios a nivel de salud además de ser una materia prima bastante asequible y abundante en nuestro país, a la hora de hablar de los diferentes aceites vegetales, no nos podemos olvidar de otros tipos que también cuentan con los mismos beneficios que nuestro conocido aceite de oliva.
De hecho, y a pesar de que cada vez son más las personas que deciden innovar en su cocina usando aceite de coco, el aceite de linaza o el aceite de semillas, no todo el mundo sabe cuáles son las características de estos aceites ni tampoco qué usos podemos darles en la cocina, por lo que será necesario hablar un poco más de estas opciones para así poder elegir la que mejor se adapte a nuestras necesidades.
El aceite de coco: los beneficios de los triglicéridos de cadena media
A la hora de hablar de otros tipos de aceites vegetales, en primer lugar tenemos que mencionar el aceite de coco, un aceite vegetal que ha visto muy buena acogida en los últimos años por todos los usos que tiene y, sobre todo, por todos los beneficios que nos encontramos en este aceite producido tras el prensado de la pulpa del coco y que cuenta con un 90 % de ácidos grasos muy buenos para el organismo. De hecho, una de las particularidades que tiene este aceite y que no nos encontramos con otros aceites vegetales es que lo podremos usar tanto para cocinar como para usos cosméticos para la piel y el cabello.
En ese sentido, el aceite de coco es hidratante, puede emplearse como desmaquillador, hidrata y protege nuestro pelo, es ideal para las estrías que aparecen tras el embarazo y también ha dado buenos resultados en tratamientos terapéuticos como por ejemplo en enfermedades como el Alzheimer y la epilepsia. Una de las razones que explican ese uso terapéutico lo encontramos en los ácidos grasos que componen este aceite, conocidos por estar formados por triglicéridos de cadena media que favorece su empleo como energía por parte del organismo y que es perfecto para todas aquellas personas que están preocupadas por su salud y que buscan platos que sean ricos y nutritivos al mismo tiempo. Si además de todo esto tenemos en cuenta que el aceite de coco es un tipo de aceite que resiste muy bien las altas temperaturas (algo que hace que sea una de las mejores opciones para freír y cocinar), que tiene un sabor muy característico que le dará un toque especial a nuestros platos y que tiene propiedades antibacterianas, antivíricas y que es hipoalergénico, ya no tendremos excusas para no probarlo e introducirlo en nuestra dieta.
Los aceites de semillas: opciones llenas de nutrientes
Por otro lado, tampoco podíamos dejar de hablar de los aceites que se obtienen de las semillas, con los que conseguiremos una buena dosis de ácidos grasos insaturados y que se extraen de prensar diferentes semillas, como por ejemplo el aceite de lino. De hecho, este aceite de lino (también conocido como aceite de linaza) es una de las mejores fuentes vegetales de Omega 3 y de ácido alfa-linoleico, un tipo de grasa fundamental para el buen funcionamiento del cuerpo (especialmente del corazón y del cerebro), que reduce la inflamación y que contribuye a su vez con el sistema nervioso.
En ese sentido, el aceite de lino se presenta como un buen tratamiento para diversas enfermedades, tanto de tipo muscular, articular o inflamatoria como de tipo digestivo, ayudando a que el cuerpo retome su equilibrio natural. Pero no solo eso, dado que también tiene aplicaciones interesantes desde un punto de vista cosmético, como puede ser para evitar la caída del pelo, para regenerar y cicatrizar la piel (sobre todo en el caso de quemaduras) e incluso para mejorar la hidratación de la misma. No obstante, y a diferencia del aceite de coco, el aceite de lino siempre se tiene que emplear en crudo ya que el calor destruye los beneficios de los que hemos hablado.
Además del aceite de lino, tampoco nos podemos olvidar de otros aceites de semillas igual de beneficiosos como por ejemplo el aceite de girasol o el aceite de sésamo, con el que mejoraremos nuestra memoria al mismo tiempo que obtenemos ácidos grasos poliinsaturados, Omega 3, Omega 6 y ácido linoleico.
Finalmente, si queremos beneficiarnos de todo lo que nos puede aportar un buen aceite vegetal, tendremos que tener dos cuestiones en cuenta a la hora de comprarlos: 1) que sea un aceite prensado en frío, sin calentar y empleando los métodos tradicionales y 2) que sea ecológico ya que así tendremos la seguridad de que se trata de la mejor materia prima disponible.