Si vas a Zamora… ¡no te pierdas estos templos del buen comer!
El verano en Zamora no solo huele a campo, a romerías, a fiestas y a historia viva en sus calles. También huele —y sabe— a buena mesa. Porque si algo no falta en esta tierra es la capacidad de sorprender al paladar. Y para quienes llegan a la ciudad o se pierden en la provincia, hay paradas obligatorias que convierten una comida en una experiencia inolvidable.
"Zamora se come… ¡y se disfruta a bocados!"
Zamora es tierra de románico, de paisajes, de historia… pero también de mesa y mantel. Quien pisa esta tierra no puede irse sin probar —o repetir— su cocina tradicional, reinventada en manos de chefs que miman el producto local como un tesoro. Y es que en Zamora, se come. Y se come muy bien. Y gracias a muchos chefs zamoranos que ahora viven fuera de la provincia la "cosa" de Zamora y su cocina está de nuevo en boga, y sino que se lo digan a Jonatan Garrote, cocinero de Master Chef junior que lleva ya más de un lustro en el campamento de los niños enseñándoles como se come en Zamora.

Comer con vistas, con alma y con mucha historia
Desde la ciudad hasta los rincones más escondidos de la provincia, los sabores se mantienen auténticos y con sello propio. En la capital, restaurantes como La Flaca, El Portillo o el Restaurante del Hotel Rey Don Sancho ofrecen desde cocina moderna hasta lo más castizo, sin perder nunca el buen gusto. Casa Cipri, un clásico, se suma al listado de los imprescindibles para probar cocina zamorana de la de siempre, en ambiente familiar. El Cuzeo en el paseo entre Viriato y la capital...si pueden reservar no se lo pierdan.

Pero si hay un templo para la gastronomía de altura, ese es el Restaurante Lera, una de las estrellas Michelín de Zamora, en Castroverde de Campos. La caza, convertida en arte culinario, se disfruta aquí con respeto por la tradición, técnica de autor y una experiencia de sala que deja huella. En Benavente está en el otro templo de la gastronomía y ya más que conocido Ermitaño donde la parada es obligada para saber que es una estrella Michelín.

En la capital de los Arribes, Fermoselle hay otro templo de oración gastronómica, el del Restaurante España que capitanea Mar Marcos y donde desde la tapa estrella, el champiñón, hasta su Cordero con salsa de almendras, así como el bacalao o cualquier palo que toque son de volver y repetir.
Sabores que cuentan historias
Hay platos que definen a Zamora y a su gente: el arroz a la zamorana, sabroso y contundente; el bacalao a la tranca, con su pimentón y su punto justo; o los habones de Sanabria, que reconfortan el alma. Y no podemos olvidarnos de una exquisitez muy nuestra: las ancas de rana, que gracias a Singular Granucerie, empresa zamorana especializada, llegan frescas y de primera calidad a las mejores cocinas de la provincia. El chorizo zamorano único en el mundo, los quesos de Zamora otra de las delicias de la provincia, y como no apuntar los garbanzos de Fuentesaúco, los ajos de la tierra del Vino y la Guareña o la excelente miel de las colmenas de toda la provincia que alcanza ya marchamo de calidad y punto de encuentro de cientos de apicultores zamoranos, miel certificada y natural al cien por cien..

De tapas por Zamora: cultura y sabor en cada bocado
Para los que prefieren callejear y picar algo aquí y allá, el tapeo zamorano es religión. En la zona de los Herreros o por Los Lobos y/o los pinchos, las terrazas rebosan ambiente mientras los camareros cantan los clásicos “uno que sí, dos que no” y los pinchos vuelan. El Bar Caballero sigue siendo parada de obligada visita para los más castizos, donde cada caña va acompañada de sabor y tradición, también el Tupinanba donde los callos a la zamorana son lugar de culto.
Maridajes con nombre propio
Y si la comida es espectacular, el vino no se queda atrás. Las Denominaciones de Origen Toro, Tierra del Vino y Arribes aportan caldos potentes y con carácter. En Toro, la Bodega Divina Proporción ofrece no solo vinos como Madremía o 24 Mozas, sino también un restaurante en el que cada plato se convierte en el mejor compañero del vino.

En la naturaleza, el mejor mantel
¿Y si el almuerzo es junto al Lago de Sanabria? Entonces toca reservar en El Pato, restaurante con vistas y platos caseros que saben mejor con brisa de montaña. Más arriba, El Padornelo ofrece ese encanto de la cocina de paso, pero con mucho fondo.
Zamora, para comérsela
Desde el bullicio del tapeo hasta la calma de una mesa con vistas, Zamora ofrece un paraíso enogastronómico difícil de igualar. Aquí se viene a ver… pero sobre todo a saborear. Que no te lo cuenten: ven con hambre y sal con ganas de volver.
