Ailá llegó de Pontevedra y conquistó la Plaza de la Catedral con su música y su relato de las historias que hay tras cada composición.
Los zamoranos se desperezaron el frío acompañando al cuarteto con palmas, comedidos al principio, luego ya más desatados con el ritmo que imprimían en el escenario los gallegos.
Y con cada canción, una reivindicación. La de la España Vaciada con el Vals de las Moreiras, la invisibilidad de muchas mujeres con A gitana y también la música de taberna, que para eso Galicia es tierra de vinos.
Aliá no cumplló el pronóstico y no trajo lluvia a pesar de la fama que pesa sobre los gallegos de atraer el agua, pero si ayudaron a soportar el frio y viento con su rumba habanera y otras composiciones recogidas de la más antigua tradición oral gallega. Hubo hasta sorpresa cuando subió al escenario Alberto Jambrina para tocar junto a ellos. El músico puede presumir de que es profeta en su tierra porque su aparición en el escenario estuvo seguida de aplausos.
Casi una hora después del inicio de la XXVIII Muestra de Folclore, las bajas temperaturas empezaron a bajar los ánimos y el público estuvo menos receptivo con El Portal del Carmen, el trio castellano y extremeño que salió al escenario con una tonada y sorprendió interpretando una nana sanabresa.
Cuando la Asociación Etnográfica Bajo Duero salió al impresionante escenario con una catedral iluminada, mucho público había decidido regresar a casa. Las sillas y gradas vacías recibieron a Bajo Duero, aunque los asistentes que se animaron a quedarse disfrutaron con un repertorio de la tierra y una indumentaria rica en adornos y colorido.
Hacia tres años que los integrantes de Bajo Duero no pisaban ese escenario en San Pedro y la pandemia suspendió todos los actos programados para celebrar los 40 años de la Asociación, que se cumplían precisamente en el fatídico 2020.
Por eso, Bajo Duero llegó a esta muestra con un repertorio y una indumentaria elegidos para conmemorar esas cuatro décadas. La ronda de los enamorados fue la composición que abrió la actuación, para continuar con diferentes piezas como la Jota de Ferreruela.
En homenaje a la Asociación Etnográfica esta galería de una noche intempestiva que dejó la Plaza de la Catedral semi vacía con muchos huecos y sillas sin ocupar y con más de 40 personas en los jardines de pie sin poder entrar de nuevo en el recinto.