Diosleguarde y Borja Jiménez Puerta Grande en la tarde de San Pedro en Zamora

Tarde grande de toros en Zamora: Borja Jiménez y Diosleguarde salen por la puerta grande
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El coso zamorano volvió a respirar aroma taurino del bueno. Con una plaza que lucía espléndida tras el estreno de Tauroemoción como nueva gestora, Zamora vivió una tarde de toros de las que hacen afición. Tres cuartos largos de entrada, ambiente caluroso –rozando los 37ºC– y muchas ganas entre el público, aunque también algunos pitos por el retraso de más de quince minutos en el inicio del festejo.

La música de Nacor Blanco fue la encargada de calmar los ánimos antes del paseíllo. Emilio de Justo abrió plaza con un toro encastado que permitió una faena de buen gusto. Brindó a la afición y se mostró solvente, aunque falló con la espada en tres ocasiones. Aun así, se llevó los aplausos del público.

El primer toro de Borja Jiménez, un astifino colorao con brío, permitió al sevillano lucirse desde el inicio. Lo brindó al público y firmó una faena de menos a más con temple y cercanía. Tras un leve pinchazo, remató con una estocada certera. El público agradeció su entrega, pero sería su segundo toro el que le elevaría a lo más alto: rodilla en tierra para abrir faena, tandas ajustadas con muleta y un toro que "hacía el avión". Borja lo entendió a la perfección y firmó una gran estocada que le valió dos orejas y la puerta grande.

El triunfador de la tarde fue, sin duda, Manuel Diosleguarde, que brindó su primer toro a la afición y lo toreó con temple y clase. Naturales y ayudaos que calaron en el tendido, una estocada limpia y dos orejas en su esportón. En su segundo, volvió a conectar con el público, firmando una faena lucida y redonda que le valió una oreja más y cerró así su paso triunfal por Zamora.

Entre toro y toro, destacable también el trabajo del personal de plaza, que intentó mantener el orden y la compostura del festejo pidiendo respeto durante las faenas. La organización, de la mano de Tauroemoción, fue impecable, y la imagen de una plaza casi llena en Zamora tras años de vacío da alas al futuro del toreo en la ciudad.

Con presencia de autoridades, empresarios, peñas y charangas que animaron las gradas, Zamora revivió sus mejores tardes taurinas. En resumen: Borja Jiménez y Diosleguarde a hombros, faena discreta de Emilio de Justo, y un coso que vuelve a soñar con el esplendor del toreo.

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